El gobierno australiano ya implementó en 2015 un plan para controlar la plaga de gatos salvajes que ponen en peligro la diversidad del país. Ahora proponen aumentar la medida a los gatos domésticos, que según dicen, matan alrededor de un millón de animales cada 24 horas.

Para frenar la extinción de sus especies nativas, el Gobierno de Australia busca redoblar su “guerra” contra los responsables de la muerte diaria de al menos cuatro millones de reptiles, aves y mamíferos en el país oceánico: los gatos.

Las autoridades llevan años de guerra contra esta especie en estado salvaje, que no son autóctonos del país y que han jugado un papel clave en la extinción de 34 clases de mamíferos.

Sin embargo, ahora, el gobierno australiano quiere intensificar la batalla y apunta a los gatos domésticos.

La pugna entre Australia y los gatos

Según reportes, en Australia, los gatos salvajes actualmente atentan contra la supervivencia del bilby (Macrotis lagotis), un marsupial parecido a un conejo, y otras 200 especies amenazadas nativas.

En este fuego cruzado, ahora quieren intensificar su lucha contra ellos y, además, imponer controles a los ejemplares domésticos que merodean descontroladamente por las calles.

“Estimamos que estos gatos (domésticos) matan alrededor de un millón de animales cada 24 horas”, explicó a EFE el académico y miembro del Consejo de la Biodiversidad de Australia, John Woinarski.

El ambicioso plan del Gobierno se encuentra en la fase de consultas públicas. Se apoya en una estrategia implementada en 2015 contra esta plaga, mediante la suma de nuevas técnicas para erradicar a las poblaciones de gatos salvajes, que se estiman entre 1,4 a 5,6 millones de ejemplares.

La propuesta gubernamental busca ampliar en las islas remotas y lugares protegidos como zonas libres de gatos salvajes, que según un estudio intergubernamental publicado a principios de mes son uno de los animales que más destrucción ha causado en la biodiversidad australiana.

¿Por qué se da este fenómeno en Australia?

A diferencia de otras partes del mundo, el medioambiente australiano está marcado por su aislamiento, que permitió desde hace millones de años el desarrollo de especies endémicas, entre ellos muchos mamíferos con bajas tasas de reproducción, explicó Woinarski.

Pero esta fauna no se enfrentó a depredadores félidos, “y, por tanto, no puede hacer frente a altos niveles de depredación” por parte de animales introducidos como los gatos salvajes, precisó el experto en biología de la conservación.

El gato doméstico en la mira

Con el fin de considerar todas las amenazas que atentan contra la vida salvaje de Australia, el Ejecutivo de Camberra considera que no solo hay que erradicar a los felinos salvajes, sino también contener en sus casas al 71% de los más de 5,3 millones de gatos domésticos que hay en el territorio.

Es que “cuando los gatos domésticos viven en nuestras casas, acurrucados al final de nuestras camas, lógicamente son encantadores”, dijo en un comunicado la ministra del Ambiente, Tanya Plibersek.

“Pero los gatos callejeros son todo lo contrario. Ellos son asesinos andantes, acechantes y despiadados”, remarcó al justificar la propuesta.

En este contexto, se reforzarían los poderes de los gobiernos locales para que declaren suburbios libres de gatos, restrinjan el número de mascotas por hogar o impongan toque de quedas a los felinos para mantenerlos dentro de sus viviendas.

Lo que preocupa a los expertos y activistas es que muchos de los dueños de gatos domésticos se quedan de brazos cruzados porque no tienen conciencia de la gran cantidad de vida salvaje que depredan sus mascotas, que solo llevan a casa menos del 20 por ciento de sus presas, explicó Jack Gough, de la ONG australiana Consejo de Especies Invasoras.