Esta neoplasia en mujeres jóvenes suele ser más agresiva y detectarse en etapas avanzadas. Por eso, es importante conocer qué consecuencias tiene para las pacientes de menor edad y qué elementos destacan para disminuir riesgo de desarrollarlo.

Antiguamente, se pensaba que el cáncer de mama solo estaba presente en mayores de 50 años. Esto porque solo las pacientes que tenían antecedentes podían realizarse los exámenes preventivos antes de esta edad.

Sin embargo, hoy los factores de riesgo que han aumentado en las últimas décadas hacen que la frecuencia de pesquisa haya ido en aumento, pese a que, según estadísticas de la American Cancer Society, solo 1 de cada 8 cánceres invasivos se desarrolla en menores de 45 años.

En Chile, las tasas de mortalidad por dicha enfermedad llegaron a 8,5 por 100 mil habitantes en 2020, situándose como la principal causa de muerte en mujeres. Por otro lado, las tasas de incidencia registradas para el país son de 55 por cada 100 mil habitantes.

La edad, hoy en día, no es el factor más importante en el que se pueda confiar para descartar este tipo de enfermedad. La Dra. Rocío Guerra, cirujana de mama de Clínica Dávila Vespucio, asegura: “Se presume que esta patología, cuando es pesquisada en una mujer joven, es más agresiva. Por otra parte, una paciente que sobrevive a esta neoplasia va a tener más años posteriores para que este reaparezca. Por eso, debe monitorearse de por vida y hay algunos perfiles moleculares para los tumores luminales que son hallados después de 10 o 15 años. Es importante hacerse un testeo, si es que hay algún gen involucrado que presenta el cáncer y se puede explicar la mayor incidencia en pacientes jóvenes”.

Otro factor para considerar, según la Dra. Marcia Valenzuela, cirujana de mama de Clínica Santa María, es que generalmente se diagnostica en etapas más avanzadas y muchos son de variantes biológicas más agresivas, tales como el triple negativo o el her2.

“Además, se pesquisan en estados más avanzados, dado que no se trata del grupo donde hacemos normalmente exámenes de detección y, muchas veces, es la propia paciente la que se palpa un nódulo, sin haberse hecho nunca una mamografía. Esto implica que, en ocasiones, pueden presentarse como grandes tumores asociados a compromiso de los ganglios de alrededor o metástasis en órganos a distancia”, dice.

Para la Dra. María Paz González, radióloga de mama de Clínica Biobío, actualmente existe mayor hallazgo de los casos porque las jóvenes tienen mayor conciencia, cuentan con información y los exámenes son más asequibles: “Hoy en día, cualquier mujer menor de 30 años, con una mínima molestia, acude a realizarse un estudio, y eso antes no pasaba”.

Asimismo, la Dra. Claudia Gamargo, Oncóloga Médica y Directora Médica del Instituto del Cáncer RedSalud, refuerza la importancia del diagnóstico precoz a través de mamografía desde los 40 años.

En esa línea, indica que las mujeres de 40 a 44 años tienen la opción de comenzar la detección con una mamografía anual, mientras que las mujeres de 45 a 54 años se les recomienda hacerse este examen cada año. A partir de los 55 años, pueden optar por hacerlo cada dos años o continuar haciéndolo anualmente.

“Mientras continuamos investigando el aumento de casos en pacientes más jóvenes en este como en otros tipos de cánceres, es fundamental promover la conciencia sobre la importancia de la prevención, adoptando estilos de vida saludable en la población. En particular, en el caso del cáncer de mama, el autocuidado y la realización regular de autoexámenes y mamografías anuales desempeñan un papel crucial, ya que se estima que aproximadamente nueve de cada diez mujeres pueden sobrevivir si se detecta en sus primeras etapas”, concluye.

La fertilidad y el cáncer de mama

Otro dato relevante sobre esta enfermedad y que muchas podrían desconoces es que la quimioterapia, que puede formar parte del tratamiento, podría provocar infertilidad.

“El ocupar quimioterapia en mujeres cercanas a los 40 años podría provocar infertilidad. Eso es una secuela importante que hay que valorar al momento del diagnóstico de esta patología para informar a las pacientes los pasos a seguir. Hoy en día es una realidad, muchas pacientes están postergando la maternidad y pueden estar debutando con un cáncer cercano a esta edad sin tener el tema de la fertilidad definido”, expresa el Dr. Claudio Rath, cirujano de mama de Clínica Ciudad del Mar.

¿Se puede prevenir el cáncer en mujeres jóvenes?

La Dra. Marcela Amar, cirujana de mama de Clínica Dávila, afirma que en sí no se puede prevenir, pero sí se puede disminuir el riesgo: “Hay factores que no son modificables, como el género, la edad, la menarquia, la menopausia y la lactancia, en tanto, otros sí se pueden controlar como el consumo de alcohol, el sobrepeso y el sedentarismo”.

Por ello, las medidas preventivas deben considerarse a temprana edad, o sea, desde la infancia y la juventud, tales como: adquirir hábitos de alimentación saludable, actividad física, buenas horas de sueño, evitar el sedentarismo, el consumo de alcohol y tabaquismo, son todos factores de riesgo que aumentan la aparición de este tipo de patologías generales, según el especialista de la Clínica Ciudad del Mar.

Por ejemplo, la obesidad, al ser un estado inflamatorio, está relacionada al menos con 10 tipos de neoplasias como el cáncer de mama o colon, que aparecen después de los 50 o 60 años. “Por ello, debemos atacar en forma precoz y evitar que aparezcan estas complicaciones que nos van a aumentar los riesgos de esta enfermedad en la vida adulta”, asegura el profesional.

El autoexamen de alguna forma ayuda a concientizar, pero no ha aumentado la tasa de detección de cánceres. Su utilidad está en que orienta a que las personas estén más conscientes y preocupadas de su salud, pero las medidas preventivas de mayor impacto van a ser los cambios de estilos de vida.

Por otro lado, la radióloga de Clínica Biobío hace hincapié en la importancia de conservar los exámenes anteriores. “Lamentablemente, de 20 pacientes que se realizan ecografía mamaria, 5 traen sus estudios antiguos y las otras 15 no los guardan. Eso es fundamental para poder comparar y dar cuenta de cambios, que a veces son muy sutiles, pero de un año a otro, pueden hacernos sospechar de una neoplasia que está comenzando”, advierte.