Una científica española, que está realizando investigaciones sobre el cáncer, afirma que "el cáncer es el lado oscuro y la ciencia es la Fuerza".

La investigadora española Pilar Baldominos estudió los mecanismos de defensa que presentan células tumorales para sobrevivir al sistema inmune y a la inmunoterapia en el tratamiento contra el cáncer, en un trabajo en el que incluye referencias a personajes de Star Wars.

Baldominos, estudiante de doctorado por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV, España), en el Dana-Farber Cancer Institute de la Universidad de Harvard, explica que su trabajo recoge los resultados obtenidos gracias a la tecnología PADMEseq (Photoconversion of Areas to Determine Micro Environments), desarrollada por ella, y que combina el uso de ratones JEDI (sigla en inglés de “Just eGFP Death Inducer”, que significa “sólo eGFP [proteína verde fluorescente] inductor de muerte.

“En nuestro laboratorio, el cáncer es el lado oscuro y la ciencia es la Fuerza“, asegura Baldominos, quien afirma que tanto Padme como Jedi son nombres inspirados en Star Wars.

Destaca que, combinando ambos personajes de la saga, se consigue marcar bajo el microscopio las regiones donde se encuentran las células que el sistema inmune no es capaz de matar, para compararlas con otras regiones tumorales.

“Hemos identificado una población de células en los tumores que son capaces de resistir a la inmunoterapia y que en principio parecen ‘dormidas’, pero que tienen capacidad de generar un nuevo tumor”, señala Baldominos.

Gracias a esta técnica, “sabemos que estas células resistentes están agrupadas en una especie de vecindarios hostiles y prácticamente impenetrables para las células del sistema inmune, que son las que en principio deberían matarlas”, detalla.

De hecho, “las pocas que consiguen entrar son ‘súper disfuncionales’ y juegan más a favor del tumor que en su contra”, expone Baldominos, quien en su trabajo con el equipo del Dana Farber Institute Cancer demuestra que, dentro de un tumor, hay pequeñas regiones en las que viven células tumorales con características muy concretas.

Estas células se caracterizan por apenas dividirse y generar a su alrededor un ambiente hostil para el sistema inmune, lo que hace que, a pesar de los esfuerzos por revitalizarlo, la terapia siga fracasando y sobrevivan a ella, informan fuentes de la UPV.

“Estudiar las células que el Sistema inmune intenta matar, pero no puede, es muy complejo, ya que necesitamos saber cuál es la diana que nuestros linfocitos están buscando y comprobar que las células tumorales que sobreviven la siguen teniendo y no la han perdido (algo que se conoce como immunoediting)”, reconoce Baldominos.

Así, incide en que el ‘ratón Jedi (Just eGFP Death Inducer)’ les permitió observar este fenómeno por primera vez, ya que sus linfocitos estaban modificados para reconocer una proteína verde fluorescente que pudieron introducir en las células tumorales.

“Este modelo no solo nos permite que la interacción entre linfocito y célula tumoral sea totalmente controlada por nosotros, sino que además podremos aislar de manera inequívoca las células que siguen teniéndola y, a pesar de ello, no han sido eliminadas por el sistema immune”, recalca.

Una vez identificados estos microvecindarios tumorales que provocan la resistencia a la terapia, el siguiente paso del equipo de investigadores fue estudiar qué células se encuentran en ellos y su estado, puesto que las células del sistema inmune pueden actuar a favor o en contra del tumor, y para ello se desarrolló la tecnología PADMEseq.

“Usando un ratón cuyas células son capaces de cambiar de color verde fluorescente a rojo, es como podemos marcar bajo el microscopio las regiones donde se encuentran estas células que el sistema inmune no es capaz de matar y compararlas con otras regiones tumorales, con lo que podemos conseguir una resolución súper precisa”, explica la autora del estudio.

Resalta que todo esto desvela que las microrregiones de resistencia tienen una menor densidad de células del sistema inmune y las que entran tienen un carácter protumoral, lo que imposibilita la correcta activación del sistema inmune y explica la resistencia a la terapia.

Según Baldominos, estos descubrimientos podrían ayudar a seleccionar qué pacientes responden mejor a la inmunoterapia y sirven para seguir mejorando las terapias actuales: “Entender quiénes son los vecinos de estas células nos ayuda a saber por qué la terapia fracasa y abre nuevas vías a estudiar como poder revertirlo”.