Si hablamos de nuevas tecnologías, podemos asociarlo a oportunidades y formación de profesionales que, eventualmente, podrían convertirse en expertos de una corriente innovadora y llegar a marcar la diferencia. Más aún cuando nos referimos a transporte, un área no tan explorada en este ámbito.

Debido a la consolidación que ha tenido en los últimos años la industria automotriz convencional, es más difícil que los profesionales jóvenes en países que no cuentan con esa industria logren entrar. Sin embargo, la electromovilidad abre un campo poco explorado, en el que se agradecen las miradas frescas e innovadoras, ya que cada año toma más fuerza y está generando un nuevo mercado que se enfrenta a desafíos relevantes en el mundo del transporte.

Pero, ¿Qué es la electromovilidad? El concepto hace referencia a la utilización de vehículos eléctricos, entendidos como aquellos que hacen uso de combustibles y/o energía alternativas impulsadas por uno o más motores eléctricos.

Hoy, el mayor desafío se presenta en la carga. Si toda la matriz de automóviles se convirtiera a vehículos eléctricos, el consumo en potencia que tendríamos sería tan alto que la red eléctrica podría no estar dispuesta a cubrirlo. Debemos resolver cómo la generación y distribución energética van a ser capaces de suplir toda esta energía.

Asimismo, debemos determinar qué pasará con los vehículos eléctricos cuando termine su vida útil. ¿Las baterías de litio se reciclarán en Chile o las vamos a exportar para que esto se haga en otros países? La respuesta aún es incierta.

De esta forma, la electromovilidad se transforma en un mercado llamativo, entendiendo que es una industria que todavía tiene mucho por crecer y que, además, es más sustentable que los sistemas diésel existentes. Nuestro país abraza de a poco este cambio y ya existen más de mil buses eléctricos operando en el transporte público.

Como cualquier tecnología que está en progreso, los profesionales chilenos pueden aplicar sus conocimientos adquiridos durante su desarrollo profesional y aportar con ideas que ayuden a potenciar el avance de la electromovilidad, logrando descubrimientos en beneficio de la mejora constante de los procesos y productos que se usan en la industria.

Estados Unidos y Europa son un ejemplo de esto, regiones donde la aplicación de la electromovilidad va en aumento, así como el uso de vehículos eléctricos, pero aún no de manera tan masiva. Esto se debe a que la electromovilidad no logra competir con los autos de gama baja, bastante más económicos en materia de elaboración.

La búsqueda de personal enfocada en trabajadores que tengan conocimientos relacionados con la electromovilidad va en aumento en la industria de la logística, transporte y mantención, por mencionar algunas. Los jóvenes que aprovechen estas oportunidades primero tendrán mayor chance de crecer en el área y dentro de la industria.

Chile también avanza desde lo formativo, donde cada vez más empresas nacionales que trabajan en electromovilidad abren pasantías para estudiantes de colegios técnicos, liceos y universidades. En el rubro se entiende que la motivación de la juventud es el mejor combustible para la innovación, y que las buenas ideas pueden empujar un auto, un bus e, incluso, un sueño.

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