Eso somos nosotros, los que no militamos ni pertenecemos a la fanaticada de izquierda o derecha.

Ese 60% o más de chilenos cansados de escuchar de si la dictadura fue dictadura o si el dictador fue presidente o no. Cansados de escuchar eso de que sin Allende no hubiese existido Pinochet o de si Salvador era un demócrata a pesar de sus incendiarios discursos. Para completar el cuadro ahora último el asunto divaga en descubrir quienes fueron felices durante la Unidad Popular.

Del resto, ese que está chato de ver que vuelven a discutirse asuntos que no producirán absolutamente ningún cambio en los temas relevantes. ¿O ustedes creen que suma algo al desarrollo del pais que el Presidente Boric se haya declarado continuador de Allende? ¿Ayudará eso a mejorar la educación pública y los resultados en el Simce? ¿O quizás mejorará la gestión de las camas pediátricas?

Somos el resto, ese que ve con pavor como se deteriora la convivencia mientras grupos cada vez más numerosos roban y saquean el país violentamente (y otros que lo hacen tranquilamente, pero con chaqueta y corbata), todo porque los políticos profesionales están “en otra” dejando la seguridad o la corrupción solo para el discurso y la foto mientras caemos en la dictadura de los narco, de los grupos armados o de los corruptos.

El resto, que no queremos convertirnos en un Estado fallido solo porque unos personajes no comprenden que traer cada 5, 10 o 50 años una discusión del siglo pasado solo genera placer a unos pocos y ningún beneficio al resto.

El resto, ese que no comprende que la clase política solo trate de empatar y no logre consensos mínimos respecto al mal gobierno de Allende o al sangriento Golpe de Estado y los 17 años de dictadura que lo precedieron, y que tenemos que soportar, una y otra vez, una pelea de bajo nivel, con información parcial y cifras evidente manipuladas.

De ese resto, cansados de la tontería del facho pobre y el zurdo con apellido de saludos para toda la familia. Ese resto hastiado del relativismo moral, de todos por igual, a la hora de defender lo que les conviene a los politiqueros de turno aún a riesgo de quedar como limitados intelectuales.

Nada de lo que hoy se discute respecto al 73, sus orígenes y consecuencia, aporta realmente algo. Porque los ruidosos ataques entre barras bravas (léase partidos políticos) no permiten un análisis serio de una etapa triste, de la cual solo se deberían sacar lecciones.

De alguna forma, el resto tenemos que hacer entender a estos fanáticos del gobierno y oposición que se quiere un país respetuoso, ordenado, donde la gente viva tranquila y seamos capaces de ponernos de acuerdo en 3 o 4 pilares (Salud, Educación, Pensiones y Seguridad) que hagan fácil la convivencia.

Revivir a Allende o Pinochet o declararse los continuadores de esos pésimos gobiernos hace justamente lo contrario a lo que quizás buscan: sintonizar con la gente. Con esto solo demuestran una abismante y triste falta de ideas que muestren el futuro. Ciertamente muy preocupante.

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La importancia de la gestión pública Jueves 15 Junio, 2023 | 10:46
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