Todos hemos estado en un carrete donde no todos pagan la cuota, pero todos quieren comer y beber. ¿Y si hacemos algo para que todos puedan pagar su cuota en vez de obligar a los que la pagan a tomar cerveza mala para que alcance para todos?

Cuando un grupo de amigos o familiares se organizan para realizar una celebración, la primera pregunta que siempre surge es: ¿Cuántos somos? Y ahí la respuesta puede variar, pero en este caso diremos que somos cinco y que pondremos cinco mil pesos cada uno para comprar comida y copete para todos.

Imaginemos ahora que a esta celebración se agrega más y más gente, pero entre ellos hay personas que no están en condiciones de pagar, como niños o amigos que están pasando por una mala situación económica o que dicen derechamente que no tienen plata.

En un ejemplo más concreto supongamos que 20 personas participarán en el carrete y todas quieren tomar y comer, pero solamente 10 pueden poner 5 mil pesos cada una. ¿Qué cerveza van a terminar comprando? ¿Alcanzará para comprar algo para picar si quiera?

Hay personas que al pensar en el sistema único de salud creen que al ingresar todos aquellos que cotizan en Isapre habrá más dinero disponible, sin embargo, en la práctica esto significa ingresar no sólo a más personas y su dinero, sino que también sus problemas de salud, que actualmente tratan en el sistema de salud privado. En otras palabras: es la misma plata para la misma cantidad de gente.

Y como dijimos, al igual que para organizar una celebración, hay personas que no están en condiciones de pagar o que no cotizan porque se encuentran trabajando de manera informal. En este momento, esa cifra llega a un 30%, lo cual va a tener que ser compensado por quienes cotizan o por medio del Estado, que se verá obligado a subir los impuestos o endeudarse para cubrir los déficits.

El estudio de los costos de la nueva constitución señala que para implementar el sistema único de salud se requieren entre 6 mil millones de dólares y 9 mil millones de dólares adicionales. Todo esto deberá financiarse con nuevas reformas tributarias o deuda.

Además, no necesariamente se va a mejorar la calidad de salud, porque ahora habrá más personas incorporadas al sistema y siempre habrá una parte de la población que no podrá pagar o pagará muy poco. Entonces en vez de ser una solución que garantice que todos puedan acceder a una salud de calidad, ocurrirá todo lo contrario. Además, esto de que el dinero llegue a un saco común y haya que repartirlo entre toda la población, mucha gente de izquierda lo promueve y dicen que les gusta, pero lo hacen desde la seguridad de su seguro de salud complementario.

No es el ánimo aguarles la fiesta, pero todos sabemos lo que pasa en un carrete- sobre todo universitario- cuando las personas son muchas y la plata es poca. La calidad del copete es mala y -perdonando el ejemplo- lo mismo pasa con los sistemas netamente solidarios. Con la diferencia de que acá todo el resto con más impuestos garantizará el funcionamiento del sistema.

El gran problema de las personas que promueven estos sistemas solidarios es que nunca han administrado nada y en un sistema de salud en que los ingresos son fijos y no así los costos, porque depende de muchas variables (aumento de población adulta mayor, virus, etc). No se le puede decir a una persona que cada vez vaya subiendo su aporte, aduciendo “usted que tiene más ingresos, le cobraremos una cuota más alta y le vamos a subir un 15% todos los meses”. Porque termina desincentivando el trabajo.

La única manera de aumentar los ingresos al sistema de salud es haciendo que las personas tengan mejores ingresos, no con más impuestos. ¿Y cómo se logra esto? Atrayendo inversiones, para generar más y mejores puestos de trabajo. Esto es lo mismo que cuando en un grupo de amigos todos están trabajando, tienen más ingresos y por lo tanto en sus celebraciones la calidad de la comida y del copete mejoran.

Esto de tener un ingreso fijo mensual y de hacerlo rendir lo saben muy bien las dueñas de casa, quienes debido a la inflación han debido abaratar costos e ingeniárselas para poder alimentar a la misma cantidad de personas con la misma plata, pese a que está todo más caro. Ellas son eficientes. Pero esta misma eficiencia no la encontramos en lo público, donde como es de todos, nadie se preocupa de administrar bien. Lamentablemente la evidencia sobra.

Por lo demás, siempre existe un grupo privilegiado que se aprovecha y vive a costa del Estado mientras el pueblo sufre. Ejemplos de eso también sobran.

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