El estudio B-Brands de mayo de 2022 de la consultora nacional Better Brands, que es el primero que se basa en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, señala que para el 80% de los 1500 encuestados es importante que las marcas se comprometan para lograr un mundo mejor para vivir. Asimismo, al 70% le importa que estas compartan sus valores y principios, aunque solo el 10% cree que son difundidos adecuadamente.

En paralelo, el informe de mayo, sobre “Políticas de incentivos y métricas de desempeño en grandes empresas” del Centro de Reputación Corporativa del ESE, Escuela de Negocios de la Universidad de los Andes, concluye que es esencial que las compañías monitoreen constantemente sus políticas de incentivos y sistemas de evaluación de desempeño para evitar comportamientos riesgosos que pueden derivar en graves crisis de reputación.

A las empresas se les pide ser coherentes siempre y en todo, que sus valores, propósito y estrategia estén en sincronía. En otras palabras, que, entre lo que se es, lo que se dice y lo que se hace no haya discordancias. Estos tres aspectos son claves para alcanzar, mantener y agregar valor a la reputación corporativa.

¿Cómo llevar a cabo este desafío? No es tarea fácil, comparto lo manifestado en el más reciente estudio de PROHumana, que la clave se encuentra en la humanización de las empresas, “pasar de un conjunto de procesos, a un grupo de personas movilizadas por un propósito internalizado y compartido”.

Tener valores y principios corporativos fuertes, que se viven internamente y en todo proceso es clave, y cuando estos están conectados a los personales es mucho más potente, permiten tener un ADN robusto, inspirador y movilizador. Es clave no pretender impactar positivamente en todo, la humanización de las empresas trae consigo la imperfección, debemos elegir bien las batallas y ver dónde aprieta más el zapato y dónde somos capaces de influir como compañía y jugársela en esos aspectos, con humildad y transparencia.

Debemos ser consecuentes cuando se advierte alguna desalineación y tomar decisiones duras como, por ejemplo, eliminar un producto del mix disponible si genera un impacto medioambiental negativo a pesar de venderse bien.

Lo más relevante es actuar correctamente con la convicción de hacer lo que corresponde, independiente que una buena reputación corporativa es consecuencia de una buena acción.

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