De manera profusa se ha hablado de las ventajas naturales de Chile para producir hidrógeno verde, y las estimaciones dan cuenta que su desarrollo podría llegar a generar una industria equivalente a la del cobre en los próximos años. En ese sentido, uno de los grandes objetivos que se ha impuesto el país es ubicarse entre los tres principales exportadores de este elemento en 2040. Sin embargo, ¿es ese el camino en que debemos concentrar nuestros esfuerzos?

Actualmente no existe la tecnología para exportar hidrógeno de manera eficiente. Al licuarlo para transportarlo y mantenerlo en temperaturas criogénicas, se pierde más de un 30% de energía contenida, encareciendo el producto. Por consiguiente, mientras no se resuelva esa problemática, el foco debiese estar en fomentar su uso interno y en sus derivados.

El potencial para uso local es más que suficiente para desarrollar un mercado, por ejemplo, inyectándolo a los gaseoductos existentes o produciendo amoniaco, y a su vez, entregar un potente estímulo para el desarrollo de las energías renovables en su elaboración. Así, tanto en la producción como su consumo, estarían ayudando al cumplimiento de la meta de la carbono neutralidad al año 2050.

Pablo Demarco
Gerente Comercial de Plataforma Energía

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