Tomamos nuestras mascarillas, nos las pusimos y comenzamos a caminar por el condominio. De pronto, pasó un hombre, para mi extrañeza, sin mascarilla. Un poco más allá vi a otros tres o cuatro vecinos conversando entre ellos, ninguno llevaba mascarilla. Tampoco los que, supongo, eran hijos de ellos y que jugaban a pocos metros. Finalmente, la caminata -que nos hizo bien al cuerpo- nos empezó a hacer mal al alma. ¿Qué hace que existiendo un protocolo definido por la administración seamos unos pocos los que cumplimos?

El uso de la mascarilla y la distancia social es mucho más que un resguardo sanitario. Es trabajo en equipo, es alineamiento, es empatizar con el otro.

Hoy no hay duda de la necesidad del uso de la mascarilla. Entonces, ¿qué hace que haya tanta diversidad de comportamientos, sobre todo si en este tiempo, con todo lo que estamos viviendo, mi comportamiento puede facilitar o dificultar la convivencia?

Mi mundo son las empresas -es allí donde miro constantemente- y confieso que no quisiera que estas se parecieran a mi vecindario. Más allá de la contingencia actual, he podido ver cómo alinearse en torno a un propósito que sea bueno para todos y trascienda los intereses personales es todo un desafío. Cuanto más cerca esté el propósito de lograr entusiasmar y conquistar desde el alma a las personas, más fácil será el alineamiento. Ese alineamiento no es consenso, sino -desde su estricto significado- poner a varios en una línea recta con una tendencia.

En términos de equipo, significa que todos están mirando al mismo lugar y dispuestos a trabajar de forma comprometida para alcanzarlo. Para esto se requiere humildad, para aceptar ciertas pérdidas. Es decir, hay que estar dispuestos a ceder, aunque no estemos 100% convencidos.

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El uso de la mascarilla y la distancia social es mucho más que un resguardo sanitario. Es trabajo en equipo, es alineamiento, es empatizar con el otro.
- Pablo Fuenzalida

Hoy tenemos la oportunidad de aprender del alineamiento, y hay un propósito genérico que nos puede unir: cuidarnos y cuidar la salud de todos y, al mismo tiempo, lograr una continuidad en nuestras empresas.

Será significativo que cada uno mire los protocolos como compromisos que nos cuidan del covid-19, que nos permiten aprender a trabajar en equipo con un propósito común y que protegen nuestras relaciones. Se trata de una manifestación concreta de la empatía, que es la genuina intención de comprender lo que el otro está sintiendo, y que estemos dispuestos a, tal vez no estar tan convencidos, pero sí 100% comprometidos a salir juntos de esto.

Necesitamos alinearnos en este escenario que estamos enfrentando para sentir lo que es realmente el trabajo en equipo. Para que las empresas evolucionen en esta pandemia, hay que seguir el protocolo y movilizar a que todos lo hagan. El logro obtenido será algo mucho más profundo que no contagiarnos.

Pablo Fuenzalida
Socio Fundador Dinámicas Humanas

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