El pasado 9 de junio se cumplieron tres meses desde que conocimos del primer caso de Covid-19 en nuestra región del Bío Bío.

En estos meses nuestra vida diaria ha cambiado profundamente, todos hemos experimentado la necesidad de adaptarnos a nuevas formas de convivir, aprender y trabajar en medio de restricciones sociales y sanitarias para cuidar de nuestra salud.

Tal como otras catástrofes que hemos vivido como país los últimos años, y que nuestro territorio conoce muy bien, la pandemia nos ha vuelto a revelar, con una cara aún más cruda, la pobreza y desigualdad en que vivimos: la realidad de los niños y jóvenes en vulnerabilidad, el trabajo precarizado e informal, las personas en situación de calle, los adultos mayores que viven solos, las desigualdades en el acceso a la salud y en la educación escolar, la situación de las familias que viven en campamentos, de los migrantes, y un largo etcétera.

Como Red Apostólica Ignaciana del Bío Bío, organización que agrupa a más de una docena de instituciones de la Compañía de Jesús y de inspiración ignaciana, estamos trabajando fuertemente, desde nuestras instituciones y comunidades, para enfrentar esta crisis en nuestra región.

Pero al mismo tiempo en que desplegamos nuestra acción en el territorio, volvemos a constatar una vez más realidades ya instaladas entre nosotros y que hoy se nos presentan frente a nuestros ojos señalándonos la deuda que aún tenemos como sociedad. Por lo cual, queremos continuar comprometiéndonos e invitar a otros a sumarse a las siguientes tres convicciones desde las cuales encarar esta pandemia y construir el futuro.

Luchar contra el individualismo

El coronavirus ha mostrado la existencia de otra pandemia entre nosotros, más antigua y permanente: la del individualismo. El debilitamiento del entramado social, entre vecinos y en las comunidades, ha significado la profundización de la soledad y la pobreza, y una mayor dificultad de respuesta a la hora de afrontar la crisis.

Urge que todos luchemos contra ese individualismo y fortalezcamos entre la sociedad civil el sentido del bien común, el conocimiento del otro y la ayuda mutua.

Solidaridad con los migrantes

Hemos visto en nuestro territorio y en muchos lugares del país la situación de vulnerabilidad de muchos migrantes que llegan buscando un mejor futuro para sus hijos, aportando con su trabajo al crecimiento del país. Y en este camino, se encuentran tantas veces con la vulneración de sus derechos, la discriminación y la precariedad laboral.

La situación de nuestros hermanos y hermanas migrantes debemos tomarla como un caso más de pobreza y exclusión que no nos deja indiferentes, y que nos mueve a jugarnos contra toda discriminación y por una sociedad más inclusiva, que se distinga por acoger en dignidad a todo el que vive en nuestros territorios.

Construir una mejor sociedad

Para nuestro país, y desde el trabajo diario en nuestra región del Bío Bío, soñamos con una sociedad donde el centro esté puesto en cada persona, en su desarrollo y dignidad, a la luz de lo que nos inspira el Evangelio.

Que cada cual pueda desarrollar las herramientas necesarias para salir adelante y encarar la vida y sus crisis individuales, familiares o sociales, como la que estamos enfrentando.

Deseamos contribuir en el desafío de una educación que entregue esas herramientas, en un trabajo digno y justo y en una protección social que se sustente en ese entramado social que fortalece lo comunitario y la vinculación permanente de las personas.

Como Red Apostólica Ignaciana buscamos seguir colaborando en esta hora que nos toca vivir como país. Que el trabajo diario que hacemos en bien de la construcción de un Chile mejor, nos ayude a mirar con ojos nítidos la realidad que se nos presenta.

Así, desde los llamados de atención que esta crisis nos está mostrando, y que para nosotros son verdaderos signos de los tiempos, aprenderemos y avanzaremos en construir una sociedad renovada en justicia y dignidad.

Red Apostólica Ignaciana Bío Bío
www.redignacianabiobio.cl

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