El año pasado se conoció que el presbítero Carlos Morales Grandón fue acusado por abusos sexuales cometidos el año 1986, cuando él participaba de la parroquia Nuestra Señora de Andacollo de Valparaíso.

Tras la investigación, el Obispado de Valparaíso indicó en diciembre pasado que los hechos son verosímiles, por lo que la información fue enviada a la Congregación para la Doctrina de la Fe ya que una de las víctimas era un menor de edad.

Dicha víctima es Jorge Aros. Profesor de religión de la Universidad Católica de Valparaíso, licenciado en Ciencias Religiosas y magíster y doctor en Teología, quien denunció de forma anónima a Morales, pero que en entrevista con Bío Bío quiso contar su testimonio.

Actualmente vive en Villa Alemana, pero en su adolescencia vivió en Valparaíso. De hecho, en 1985, cuando no tenía más de 15 años, comenzó a asistir a la parroquia Nuestra Señora de Andacollo del cerro Ramaditas.

Según relató, hasta allí llegó queriendo salir de los problemas que vivía su familia, acercándose de tal forma a la iglesia que incluso pensó en ser sacerdote, por lo que ingresó al seminario. Eso no fue todo, ya que su familia también comenzó a involucrarse en la parroquia y su madre trabajó con el sacerdote Carlos Morales.

Violación

Jorge Aros contó que en medio de ese contexto, durante el año 1986, Morales le dijo a su mamá durante las vacaciones de invierno que estaba enfermo, por lo que le pidió que él fuera a cuidarlo.

“Él se enfermó en las vacaciones de invierno y le pidió a mi mamá si yo podía ir a cuidarlo. Ahí fue cuando me violó una vez e intentó a abusar por lo menos tres veces más en la misma semana”, dijo.

Tras lo ocurrido, agregó que Morales llevó un cura para que ambos se confesaran.

Aros señaló que en 1987 denunció el hecho, pero la única sanción cursada fue expulsarlo a él del seminario, lo que lo alejó de su sueño de transformarse en sacerdote. Pero no por mucho tiempo.

Insistió en el sacerdocio

Pese lo vivido, en 1990 Jorge Aros volvió a intentarlo. Durante todo ese año realizó las charlas para poder reingresar al seminario, sin guardarse lo que había vivido a manos de Morales.

Por ello, fue rechazado ya que lo consideraron como un hombre con problemas afectivos, lo que le propinó un duro golpe que casi lo llevó al suicidio.

Sin embargo, fue en marzo de 1991 que se enamoró de la mujer de su vida, con la cual posteriormente se casó: “si no la conozco a ella, no estaría vivo“.

Su violador vive en Villa Alemana

Jorge Aros actualmente tiene 50 años y, en la misma ciudad de Villa Alemana, vive su violador, sin haber recibido mayor castigo que la sanción previa. Confiesa que se lo ha topado en un par de ocasiones, pero que eso ” ya no me revuelve existencialmente por dentro”.

“Pasé un primer tiempo en que lo único que yo quería era matarlo, si hubiese podido lo hubiese matado”, agregó. Pero pese a que el hombre nunca le pidió perdón, él dijo que “yo ya lo perdoné, entendí en un momento en mi vida en que si no perdonaba, no podía liberarme yo”.

Aseguró además estar “condenado a muerte por el cáncer“, por lo que se dedica a disfrutar con sus hijos sin sentirse enojado: “qué voy a estar enojado… No me queda tiempo para seguir enojado con él”.

Aros dijo seguir siendo católico, pese a que cuando el papa Francisco vino a Chile quedó destruido cuando lo escuchó decir, ante la pregunta de Radio Bío Bío, que las acusaciones contra el obispo Juan Barros eran calumnias.

“No me siento enemigo de la iglesia, los que hemos denunciado somos amigos de la iglesia“, expresó.

Revisa la entrevista realizada por Tomás Mosciatti: