Un sector del progresismo tiró la toalla. Se resignó a la posibilidad de realizar cambios por fuera del marco dado por el modelo. Es la tesis de la normalización del país, una versión remozada de la política en la medida de lo posible de los años 90.

Normalizar el país, tratándose del acuerdo de pensiones, es aceptar (y defender) la provisión de derechos sociales por el mercado de capitales, pese a que es evidente que el actual sistema no funciona para tal objetivo.

Partamos de la base que tenemos un serio problema de concentración y distribución de la riqueza. El sueldo promedio de la mitad de los trabajadores chilenos es cercano a los $590 mil. Su capacidad de ahorro previsional, por tanto, es ínfima. Además, la tasa de reemplazo del sistema es cercana al 32% para quien cotiza más de 35 años. Es decir, recibirá un tercio de la remuneración que recibía en sus últimos 10 años de vida laboral. Esta realidad no cambiará mucho con el acuerdo.

El sistema de capitalización individual lleva a esta mayoría social derecho a la pobreza al cumplir la edad de jubilación.

¿Los grandes olvidados? Los 2.5 millones de trabajadores informales, muchos de clase media, que no tienen ninguna previsión. Ellos y ellas seguirán desprotegidos.

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En palabras de Juan Sutil, expresidente de la CPC, “la reforma valida y perfecciona las AFP”.

Claro, se les inyectará $5.500 millones de dólares adicionales y a la capitalización individual no se le cambiará una coma. Su triunfo es profundo porque lograron algo aún más importante en política: hegemonía. Es decir, que el adversario abrace con convicción tus ideas de lo que es bueno para el país.

Los movimientos sociales, las fuerzas de izquierda y también muchos oficialistas están disconformes porque se les está dando la espalda a 20 años de lucha por mejores pensiones y se profundiza la mercantilización de derechos sociales. Esta disconformidad no puede ocultar la autocrítica a la baja capacidad y unidad para construir una estrategia alternativa.

Pese a lo anterior, quienes están empujando este acuerdo deben tener claro que es pan para hoy, hambre para mañana, ¿se acuerdan del CAE y lo que pasó un par de años después?

comillas
Las pensiones seguirán sin solución de fondo, con la diferencia que ahora tendremos AFP 2.0.
- Jorge Sharp