Por Dr(c) Nicolás Gabriel-Vacher
Dra. Claudia Capella

Departamento de Psicología, Universidad de Chile

La semana pasada comentábamos en una columna, en este mismo medio, sobre la importancia del aprendizaje del consentimiento desde temprana edad, reconociendo a los niños como sujetos de derechos. Esto se mantiene en la adolescencia, pero dada las características de su desarrollo, el consentimiento empieza a tomar una nueva forma y a expandirse, al igual que su mundo social.

Lee también...
El consentimiento también es cosa de niños Lunes 04 Noviembre, 2024 | 10:15

Hablando de consentimiento con adolescentes

En esta etapa la influencia de sus grupos de amigos resulta central, porque exploran el respeto y los límites, al igual que en sus relaciones sexoafectivas, las cuales suelen comenzar en este período.

Por otro lado, en distintos espacios, como la escuela, las redes sociales, entre otros, se encuentran con nuevos desafíos, siendo muchas veces las situaciones cada vez más complejas, generando intensos sentimientos y emociones. Como adultos, podemos ir conversando con ellos sobre estas, para ir apoyándolos en la reflexión y el desarrollo de relaciones basadas en el respeto mutuo.

En la adolescencia se potencia la capacidad para ir viendo más allá de sí mismos, e ir comprendiendo los pensamientos y sentimientos de los demás como diferentes a los propios. Es un buen momento entonces para fortalecer esta habilidad, ayudándoles, por ejemplo, a leer el lenguaje corporal y a captar las señales no verbales de los otros.

Es una invitación a volver a mirar a la cara, donde habitan miradas de incomodidad y sonrisas de complicidad que esperan ser descifradas. Para esto podemos ir conversando respecto a situaciones cotidianas, o podemos comentar series o libros que sean de su interés, y que pueden ser sus referentes, como por ejemplo, la relación de Kit y Joe en Heartstopper, o las dinámicas complejas entre Chuck y Blair en Gossip Girl. Entender los personajes, intenciones e historias que los adolescentes siguen, nos permite acercarnos a su mundo, conectarnos y guiar conversaciones que puedan ser significativas para ellos.

Resulta relevante en la interacción con otros, conocer, expresar y hacer respetar los propios límites, al igual que respetar los de otros. Para eso, es esencial entender las relaciones de manera simétrica, donde se deben considerar los intereses de todos los involucrados y de este modo lograr respeto mutuo y decisiones compartidas que integren las diferentes posturas.

Lee también...

Consentimiento en la adolescencia: más allá del sí o el no

En sus interacciones, tanto en persona como en redes, es importante que los adolescentes entiendan que el consentimiento no es solo decir “sí”, sino que implica una decisión mutua, consciente y sin presiones.

Esto incluye pedir permiso antes de compartir una foto o conversación privada y respetar si alguien cambia de opinión. Esto desafía la regulación emocional de esta etapa, siendo fundamental acompañarlos para manejar el rechazo y la frustración cuando el otro no quiere lo mismo que ellos.

Un “no” no significa que hayan hecho algo mal, sino que la otra persona está estableciendo sus propios límites, lo que es una oportunidad para identificar, nombrar y tolerar emociones difíciles. Por otro lado, si ellos dicen que “no”, también es importante sentir que los otros los respetan y expresar su malestar si esto no ocurre.

Hace ya varios años se viralizó el video “El consentimiento como una taza de té”. En este video, se hace una analogía simple, pero poderosa: si alguien te ofrece una taza de té y tú dices “no”, esa negativa debe ser respetada. La metáfora del té es útil porque puede aplicarse tanto en una actividad con amigos, como es el pedir permiso para compartir con otros detalles personales de un amigo, asegurarse de que la otra persona quiere ser besada en una cita o cualquier otra relación.

Haber sido escuchado, comprendido y respetado en su niñez, hace una diferencia en la capacidad de un adolescente para conectar y entender a otros, pero el desarrollo nos regala una segunda oportunidad. En esta etapa, las escuelas, los medios y otros adultos significativos jugamos un rol clave en promover la empatía y la comunicación, ofreciendo espacios donde practiquen el ser respetados y respetar a otros en un entorno seguro y guiado.