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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Una banda integrada por un padre y su hija operaba en la región Metropolitana, donde la joven planeaba los delitos y el adulto los ejecutaba, resultando en su detención, con el hombre cumpliendo condena en la cárcel y ella en libertad. Luis San Martín, de 41 años, cometía robos violentos, incluyendo un caso donde retuvo a una víctima con COVID-19 en un baño durante hora y media. Ambos fueron formalizados, con San Martín condenado a 18 años de cárcel. El líder falsificaba documentos para vender vehículos robados a mayor precio, operando con placas patentes y documentación falsa.

Una banda compuesta por un padre y su hija operaba en distintas comunas de la región Metropolitana, donde la joven planeaba los delitos y el adulto los cometía. Ambos fueron detenidos; mientras el hombre cumple condena en la cárcel, ella lo hace en libertad.

Luis Alberto San Martín Meza, de 41 años y chileno, era quien concretaba los ilícitos de forma violenta, maniatando, golpeando y amenazando a las víctimas.

Un ejemplo de los delitos, según consignó T13, ocurrió el 14 de octubre de 2023, cuando San Martín entró a un edificio del barrio Bustamante, evitó el contacto con el conserje y llegó al ascensor del inmueble.

“No tenía ningún miramiento y, además, yo diría que su contextura física le ayudaba bastante en términos de lo que era someter a las víctimas“, indicó la fiscal Lucía Valdivia, de la Fiscalía Metropolitana Oriente.

Una vez revisado el lugar e identificado el domicilio de su víctima, con pistola en mano irrumpió en un departamento cuyo residente tenía problemas respiratorios tras su diagnóstico de COVID-19. Lo arrastró a la fuerza hasta la tina del baño para dejarlo retenido por una hora y media.

Le quita la posibilidad de hablar, junto con amarrarlo de manos y pies y dejarlo en la tina del baño“, agregó la persecutora sobre el ladrón, quien también sustrajo el vehículo de la víctima.

A este hecho se suman robos en Vitacura que realizaban padre e hija. Uno fue captado el 23 de julio de 2023, cuando personal de seguridad municipal los sorprendió y retuvo hasta la llegada de Carabineros.

Finalmente, ambos fueron detenidos y formalizados. Luis San Martín fue condenado a 18 años de cárcel por robo con violencia, robo con intimidación en grado tentado y robo con violencia con retención. Krishna cumple condena en libertad vigilada.

Modus operandi del líder de la banda criminal

Se consiguió placas patentes y documentación falsas, el modus operandi llamado clonación. Con ese vehículo se desplazaba en el sector oriente“, explicó el subcomisario Rodrigo Silva, de la Brigada Investigadora de Robos e Intervención Criminal (Biroincri) de la PDI.

Este automóvil tomó relevancia en la investigación, pues en él se desplazaban San Martín y su familia para cometer delitos.

Este sujeto compraba las placas patentes, la documentación; él cancela alrededor de un millón y medio de pesos“, complementó.

San Martín falsificaba los documentos para borrar evidencia y vender el vehículo a mayor precio, que comercializaba con conocidos, uno de ellos llamado Bayron.

Si bien el sujeto de 41 años ejecutaba los robos, su hija, Krishna Millaray San Martín Alvarado —que tenía 18 años al momento de los delitos— estaba detrás de los asaltos en casas o en la vía pública.

La fiscal Valdivia alude a la “poca humanidad” en estos delitos, pues los delincuentes no medirían las consecuencias en las víctimas, y verían estos hechos como un “trabajo“.

La sugerencia de robarle a su propia profesora

En un chat revelado por el citado medio, Krishna sugiere a una docente como potencial víctima de su padre.

“Oiga, papi, aquí hay una tía del patio q anda con puro oro… 4 anillos bacanes y 2 pares de aros… está pa’ asaltarla, tiene sus buenos aros de oro. Debe salir como a las 6, al horario de los profesores”, dice la joven en la conversación.

Incluso, Krishna se “camuflaba” en edificios vestida de escolar y, mediante mensajes de WhatsApp, coordinaba los delitos junto a su padre. Mientras tanto, en el colegio ella se encargaba de “reclutar” a compañeros para actuar en lugares habitados.

“Ella le señalaba a su padre que tenía compañeros de curso que estaban dispuestos a acompañarlo a cometer estos delitos, ya que, por ejemplo, uno venía recién cumpliendo una condena, entonces tenía ganas de ‘trabajar’“, detalló el subcomisario Silva.

El funcionario de la policía civil añade que San Martín se jactaba de ser un delincuente avezado, explicaba el modus operandi y decía que tenía vestimentas que simulaban ser de Carabineros.