Tras los cuestionamientos de alcaldes, desde el Gobierno afirmaron que el proyecto estaba aprobado de la administración anterior y que el Comité de Ministros fijó exigencias para su desarrollo.

La empresa que impulsa el proyecto GNL Penco-Lirquén espera conocer las exigencias que fijó el Comité de Ministros para tomar una decisión sobre la concreción de la iniciativa. La aprobación del terminal marítimo de gas natural licuado ocurrió a 10 años de haber iniciado su tramitación.

El terminal GNL Penco-Lirquén tiene una de las tramitaciones más extensas en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental en la región. Si bien ingresó con este nombre en octubre del 2014, un año antes lo había hecho el proyecto original, llamado Octopus, que luego fue desistido, es decir, hace ya una década.

Tras una tramitación de dos años, la iniciativa obtuvo su resolución de calificación ambiental, pero grupos opositores judicializaron la aprobación del estudio de Impacto Ambiental, y 6 meses después, en febrero del 2017, la Corte Suprema ordenó retrotraer la evaluación hasta antes de que el SEA determinara poner fin a la consulta indígena.

La consulta indígena se abrió a requerimiento de la asociación indígena Koñintu Lafken Mapu, y durante su desarrollo se verificaron varios episodios de violencia en Penco, lo que culminó en que no fuera posible llegar a acuerdos.

Paralelamente se determinó realizar un nuevo proceso de participación ciudadana por modificaciones sustantivas del proyecto, que consistían en desplazar 30 metros al oriente todas las obras de construcción del gasoducto en la playa La Cata de Lirquén, y recubrir con una manta de hormigón la tubería sobre el lecho marino, sin necesidad de realizar excavaciones.

A finales de octubre del 2019, GNL Penco Lirquén obtuvo su nueva Resolución de Calificación Ambiental; sin embargo, esta autorización fue objeto de 66 recursos de reclamación ante el SEA, de parte de personas naturales y organizaciones ciudadanas de la zona.

Comité de Ministros fijó exigencias para el proyecto

Las últimas 29 son las que resolvió ayer el Comité de Ministros, rechazándolas de manera unánime y manteniendo la calificación favorable del proyecto. Frente a las críticas de alcaldes y agrupaciones de que haya sido este gobierno el que diera luz verde a una iniciativa resistida por la comunidad, la delegada presidencial Daniela Dresdner indicó que la aprobación se dio en otra administración y que el Comité de Ministros estableció exigencias para la concreción del proyecto.

La empresa emitió una breve declaración pública donde valoran el respaldo del Comité de Ministros, pero indican que es necesario esperar las nuevas exigencias o condiciones establecidas para tomar una decisión. Indican que actualmente el foco de la compañía está en concretar proyectos de energías renovables que apoyen la meta de la carbono neutralidad al 2050.

Desde la Cámara de la Producción y del Comercio local, su presidente, Álvaro Ananías, dijo que esto deja en evidencia la burocracia de nuestro sistema de permisología.

Consultado sobre este asunto, el gobernador regional Rodrigo Díaz planteó de manera elocuente su apreciación respecto del tiempo que transcurre para tener un pronunciamiento institucional en proyectos que permiten generar inversión, desarrollo y trabajo en la región.

Alcalde anuncia que acudirán a Tribunal Ambiental

Efectivamente, algunos actores con relación al proyecto, como el alcalde de Penco, Victor Hugo Figueroa, ya han adelantado que no se van a quedar con esta resolución administrativa, y que acudirán al tribunal ambiental, judicializando una vez una iniciativa de la que dependía directamente la Central Termoeléctrica El Campesino, iniciativa que consideraba el uso del gas natural procedente de este terminal marítimo, proyectada a construirse en Bulnes, y que obtuvo su RCA hace ya 7 años, pero que no ha podido levantarse.

GNL Penco-Lirquén consiste en la construcción y operación de un terminal marítimo del tipo isla en la Bahía de Concepción, habilitado para recibir y almacenar Gas Natural Licuado, y procesarlo para generar Gas Natural Comprimido, que a su vez es transportado a tierra mediante un ducto submarino, el que enlaza con un gasoducto terrestre para conectarse al sistema de distribución de gas natural existente, y así abastecer la demanda de las industrias de la zona, además del mercado comercial y residencial de la región.