Tras el aplazamiento del cierre de la planta Bocamina 2 de la empresa Enel en Coronel, las autoridades y la comunidad cuestionan la justificación que entregó el Ejecutivo para dicha decisión. Exigen al Gobierno esclarecer las razones para no cerrar la termoeléctrica.

Hay incertidumbre en Coronel, región del Bío Bío, luego de que se confirmara la postergación en 4 meses del cierre de la central termoeléctrica Bocamina 2 de Enel, que estaba planificado para este 31 de mayo y ahora será el 30 de septiembre.

La desconexión definitiva de la unidad representaba un hito, pues es la última central a carbón que Enel opera en Chile y sería la primera central de este tipo en cerrar en este Gobierno.

La estrechez del sistema eléctrico debido a la sequía está presionando al Ejecutivo a modificar los hitos de la descarbonización.

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Desde comienzos de año, cuando el Coordinador Eléctrico Nacional solicitó con urgencia a Enel postergar la salida de la central, la empresa evaluaba los escenarios, y finalmente fue la Comisión Nacional de Energía la que instruyó el aplazamiento.

El alcalde de Coronel, Boris Chamorro, convocó al comité ambiental comunal, y planteó dudas al Gobierno sobre el proceso.

El diputado DC, Eric Aedo, pidió por su lado transparentar la información pues la crisis hídrica no se va a resolver en meses, y los pronósticos indican que se mantendrá la tendencia de disminución de las precipitaciones.

En sectores ecologistas causó desazón el anuncio, por lo que Bocamina 2 representa en la zona. Ana Araneda, presidenta de la comisión de Medio Ambiente del Consejo Regional, no cree en las razones entregadas por la autoridad.

Durante los 10 años de funcionamiento en Coronel, se convirtió en epicentro de protestas y denuncias de contaminación. Su presencia originó decenas de denuncias, querellas y reclamos en la institucionalidad ambiental.

Por lo mismo, la generadora pagó millonarias indemnizaciones a pescadores, algueras y pobladores, y relocalizó a centenares de familias vecinas de la planta.