Al menos mil casos de adopciones irregulares se han constatado en las décadas del 70 y 80, sólo en la región de La Araucanía.

A nivel nacional se investigan cerca de 10 mil denuncias por la sustracción de menores.

Como “una red de agentes del Estado para el tráfico de niños”, catalogaron, desde la Agrupación Hijos y Madres del Silencio, los miles de casos registrados de adopciones ilegales y secuestros de menores de edad.

Desde la organización aseguran que operaban jueces, matronas, asistentes sociales y funcionarios del Registro Civil, donde habrían involucrados más de 80 hospitales en todo el país.

La Araucanía sería la región donde se concentran más denuncias, con al menos mil casos, donde la mayoría fueron llevados a Suecia de manera irregular, siendo gran parte de éstos, niños mapuches.

Ana María Olivares, integrante de Hijos y Madres del Silencio, aseguró que en casi todos estos casos, se repite el nombre de la exabogada y fiscal judicial de la Corte de Apelaciones de Temuco, Tatiana Román Beltramin, quien durante 23 años se desempeñó como jueza de Menores en la capital regional de La Araucanía.

“Llama la atención también haber visto en fotos a la jueza en Suecia con miembros de estas agencias de adopciones que hoy están totalmente cuestionadas e investigadas por el juez Mario Carroza”, añadió Olivares.

Dicha información fue respaldada por Alina Namoncura, mapuche adoptada por una familia alemana. Aseguró que el tráfico de menores de procedencia indígena es una realidad en Alemania.

María Diemar, adoptada en Suecia, manifestó su profunda decepción con el Estado Chileno, a quien sindicó como responsable de su separación con su familia biológica.

María conoció, recién en 2016, a sus cuatro hermanos chilenos.

Durante las próximas semanas se deberían conocer los resultados de los antecedentes recabados por la comisión investigadora de la Cámara de Diputados.

Esto tras la denuncia de casos de adopciones irregulares durante la dictadura, que actualmente investiga el juez Mario Carroza, donde los recién nacidos eran dados por muertos para ser entregados posteriormente a familias extranjeras.