La firma de la modernización del acuerdo entre la UE y Chile seguirá el arduo camino por su ratificación. Para unos, es un hito en la innovación y la paz, para otros, más de lo mismo.

La esperanza de concretar el acuerdo entre Chile y la UE se proyecta para el 2023. No obstante, el reciente anuncio es apenas el comienzo de un arduo camino que podría terminar en un plazo posterior.

Hace una semana, Bruselas y Santiago dieron un importante paso tras firmar una parte del acuerdo. Ahora depende de quienes lo tienen que ratificar.

Esto requerirá que, tanto el Parlamento de la Unión Europea (UE) como el legislativo de nuestro país, estén convencidos no sólo de su utilidad, sino de su valor añadido.

En específico, Chile podrá exportar más salmón, pollo y cerdo; también más cereales y chocolate. Por su parte, la UE tendrá mayor acceso a las materias primas y sus inversiones estarán mejor aseguradas. 

Acuerdo de Chile y la UE: mucho más que bienes y servicios

La eurodiputada por España, Inmaculada Rodríguez Piñero, que preside la Delegación para las Relaciones con Chile, enfatizó que “no se trata de cuáles”, ni de “cuántos bienes y servicios vamos a intercambiar”.

“Sino de cómo se van a producir esos bienes y servicios”, afirmó la también ponente del informe de la Eurocámara a favor de esta iniciativa.

El Acuerdo Marco habla de derechos sociales y laborales, protección medioambiental y control de la sociedad civil. ¿Es una buena noticia?

Según indicó a DW el eurodiputado por España, Miguel Urbán Crespo, “lo sería si fuera vinculante, pero no lo es”.

“El respeto al medio ambiente, seguir los acuerdos de París, la participación de la sociedad civil, la paridad de género o el respeto a los derechos sociales, son puramente declaratorios”, dijo el también integrante de la comisión de Desarrollo y de Derechos Humanos.

Litio: ¿el fiel de la balanza?

En su opinión, la buena noticia es para las empresas europeas que accederán a un litio a precio chileno.

“Y mientras que la paridad en el precio del litio es vinculante y obligatoria, el respeto al medio ambiente, seguir los acuerdos de París o el respeto a los derechos sociales son abalorios para conseguir el nuevo y mejorado acuerdo”, subraya Urbán Crespo.

Del mismo modo, sostuvo que “lo nuevo de este acuerdo son dos cosas: el refuerzo de la protección de las inversiones multinacionales y el acceso a las nuevas materias primas como el litio. Para las multinacionales es una buena noticia, sí”.

De la manera que sea, según el eurodiputado, el acuerdo logrado es un win-win, una ganancia para todos. Así se subrayó esta semana en una reunión en la Eurocámara.

En el contexto de nuestro país, desde Chile se aseguró que no se ha cedido a la presión de los negociadores europeos.

Inclusive, se ha logrado también objetivos largamente avizorados, como un mejor acceso al gran mercado de productos agropecuarios.

Del 96% al 99,6% ha pasado la liberalización de acceso mutuo a bienes. Y las puertas se han abierto a los mercados de servicios y telecomunicaciones. 

A la par, en el segundo pilar del acuerdo, se prevé cooperación en temas como transición verde y digital, ciberseguridad, cibercrimen y lavado de dinero. También atisba mecanismos de control por parte de la sociedad civil.

Cabe mencionar que, exceptuando el comercio y la inversión, la competencia para decidir en estos últimos no está en Bruselas.

La responsabilidad de este punto recae en los gobiernos de los 27 países de la UE y sus parlamentos. Por tanto, para la aprobación del Acuerdo Marco falta mucho todavía.

Paz, transición verde, seguridad alimentaria

Por otro lado, y teniendo en cuenta que la situación energética y alimentaria en la UE es apremiante debido a la guerra en Ucrania, un acuerdo rápido de libre comercio, a secas, es lo primero que está por aprobarse.

Pasado un tiempo, y de ratificarse, el Acuerdo Marco reemplazaría al de libre comercio.

Si bien las buenas relaciones entre la UE y Chile cumplen 20 años, “los cambios geopolíticos tan profundos, los nuevos retos y los nuevos desafíos requieren de nuevos instrumentos para hacer frente a los mismos”, afirma Rodríguez Piñero.

Además, resaltó que no es casual que fuera Chile -con quien se comparte valores y objetivos en foros multilaterales- el primer país latinoamericano en firmar con el bloque europeo.

Pase lo que pase con la ratificación del acuerdo en su conjunto, en Bruselas se hace hincapié en que con él se envía un mensaje fuerte y significativo sobre el modelo de sociedad que queremos para éstas y las futuras generaciones. “Queremos un comercio más justo y una globalización más igualitaria”, afirmó Rodríguez Piñero.

En ese contexto, el acuerdo con Chile, que en un principio es sólo de comercio e inversión y, en caso de aprobarse, se extendería al Acuerdo Marco: ¿es una buena noticia?

El integrante de la comisión de Desarrollo y de Derechos Humanos, respondió que “con este acuerdo, Chile no podrá dar litio más barato a sus empresas estatales que a las multinacionales europeas”.

“Por otro lado, si bien no queremos las minas de litio en Europa, las queremos en Chile, aunque ellas signifiquen duros impactos en el medio ambiente y en las poblaciones“, asentó.

“En Bruselas nos subimos en un coche con baterías de litio y no nos damos cuenta del impacto que tienen la industria extractivista en los territorios chilenos”, aseveró Miguel Urbán.

Es decir, mientras el eurodiputado afirma que no es un buen acuerdo para Chile, pero sí para Europa, sentenció que “sería un mensaje de ambición política innegable en cuanto a paz, justicia social y seguridad regional e internacional”.

Finalmente, cerró mencionando que espera el acuerdo de Chile y la UE concluya antes del verano de 2024.