Los venezolanos viven con actitudes muy dispares el proceso de diálogo que el Gobierno y la oposición arrancaron el pasado viernes en México, con el objetivo inicial de buscar la paz y una solución a la crisis: optimismo, escepticismo o desinterés son algunas de los estados de ánimo frente a unas negociaciones que podrían cambiarlo todo o pasar desapercibidas.
Un pensionado optimista, una ama de casa que no está enterada o un ingeniero que no cree que cambie algo en el país son algunos de los ejemplos de cómo vive Venezuela, desde la distancia, las reuniones entre oficialistas y opositores, y que cuentan con unos precedentes poco esperanzadores.
Santo Domingo y Barbados fueron los escenarios de sendos diálogos fallidos, en 2018 y 2019 respectivamente, que hacen pensar que México podría ser otro más para sumar a la desafortunada lista.
En esta ocasión, el presidente Nicolás Maduro exige el levantamiento de las sanciones, que se incluya el “reconocimiento de las autoridades legítimas” del país, actualmente sin apoyo por parte de la comunidad internacional, y la “renuncia a la violencia”
Y la oposición solicita “condiciones” para unas elecciones “libres, justas y transparentes”, así como la liberación de presos políticos y la entrada de ayuda humanitaria.
Esperanzas dispares
Pese a los fracasos anteriores, el jubilado Víctor Urdaneta dijo que ve el nuevo intento como “bastante positivo”.
Espera que de esas conversaciones se logre el levantamiento de las sanciones internacionales contra Venezuela.
Con actitud más desinteresada, Tibisay Rojas, ama de casa de 69 años, aseguró no tener información al respecto. No conoce a los integrantes de las delegaciones ni los temas de la agenda. A pesar de todo, espera que los problemas que la aquejan a ella y a miles de venezolanos en el país sean tomados en cuenta.
Contrario a Rojas, Daniel Conteras, de 65 años, está bien informado. Conocedor de los procesos de los diálogos fallidos que se han dado en el pasado, prefiere guardar cautela y mantener sus expectativas bajas.
“Ya se han hecho varias reuniones, varios ciclos y no se ha llegado a ningún acuerdo en los procesos anteriores, hay que esperar para ver”, aseguró.
Si Daniel pudiera llevar un tema a México, el primer punto en la agenda “sería elecciones generales a todos los niveles”.
Mauricio, un ingeniero mecánico que no ha revelado su edad ni su apellido, es tajante al decir que la negociación “no sirve”.
“La oposición nos ha hecho perder todo este tiempo, porque ellos no convocaron a elección”, dice el hombre, que insiste en que “esa gente (Gobierno y oposición) no sirve”.
“¿Tú me vas a decir que durante todo este tiempo el Gobierno no ha podido solucionar los temas económicos que nosotros tenemos?”, cuestiona.
“Orfandad política”
La firma ORC Consultores ha encontrado en sus últimos estudios lo que denomina una “situación de orfandad política”. Es decir, los venezolanos, en su mayoría, no sienten conexión con ninguno de los líderes políticos.
Oswaldo Ramírez, director de la compañía, explicó que “claramente hoy la expectativa sobre la negociación es relativamente baja”.
“No hay conexión con Nicolás Maduro ni hay conexión con Juan Guaidó, no hay conexión con líderes sindicales. No hay conexión con empresariales, mediáticos, no hay conexión con religiosos”, señaló.
Ramírez explica que esa “situación de orfandad” ha llevado a los ciudadanos a estar “a la deriva” de cualquier posibilidad cierta de acuerdo (…) porque, a priori, los ciudadanos lo que quieren es que se resuelvan los problemas cotidianos”.
“El ciudadano común está esperando que se le resuelva la crisis tan profunda de servicios públicos. Que se den condiciones para tener mejor calidad de vida, que viene atado a todos los procesos económicos que se han vivido con la dolarización”, aclara el consultor.
Venezuela atraviesa una profunda crisis, que se acerca a su octavo año en recesión y cuarto con una hiperinflación.
Según ORC Consultores, 80% de los venezolanos quiere un “cambio”, pero eso no se traduce en que ocho de 10 venezolanos votaría por la oposición que hoy existe en el país.