Con menos del 70% de cobertura de vacunación en su primera dosis -en relación al total objetivo- quedó el grupo de personas entre los 40 a 49 años de edad, al término de su semana de inoculación concluida este domingo 9 de mayo.

Según se desprende de los datos publicados hasta este lunes por el Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Minsal, este es justamente el grupo etario que menos se ha vacunado en comparación a otros, a excepción de aquel conformado entre los 18 a 39 años, quienes todavía no han sido completamente incorporados al calendario de vacunación.

El rango con mayor cobertura -contemplando la primera dosis- corresponde a aquellos entre los 70 y 79 años, con un 89,6% (ver gráfico). Más atrás aparecen los grupos de entre 60-69 años (85,6%); 80 y más (84,5%); y 50-59 años (81,4%). La tendencia se mantiene con la segunda inoculación.

El rango 40-49 años sólo alcanzó un 63,8% de cobertura y menos de un 35% ha completado hasta ahora su proceso de vacunación con la segunda dosis.

De más a menos

Entre los 40 y 49 años de edad, quienes más se han vacunado son aquellos que están cercanos a cumplir los 50. Así, considerando la primera dosis, la cobertura más alta corresponde a aquellos de 49, con un 72,2% de cobertura.

De ahí en más, el porcentaje comienza a decrecer escalonadamente conforme se acerca a los 40 años, la edad con menor cobertura, con sólo un 52,8% (ver gráfico).

La tendencia se mantiene similar respecto de la segunda dosis.

También hay diferencias entre las regiones. En el grupo total de 40 a 49 años, la zona con mayor cobertura con primera dosis corresponde a Magallanes. Allí, 78,1% se ha inoculado. Al otro extremo, la región con menos vacunados en mismo rango etario, corresponde a Arica y Parinacota, con sólo un 54,9%.

La población de referencia en cada grupo está calculada en base a datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

El trabajo

Consultados por BioBioChile, expertos coinciden en que uno de los factores principales para que “los cuarentones” no se vacunen es que están ocupados.

Este es “un grupo que trabaja y muchos vacunatorios sólo abren en horario laboral”, explica el doctor en Salud Pública y académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach, Christian García.

En esa línea, el especialista sostiene que lo ocurrido en este rango etario “era esperable”, pues “es parte del ABC de cualquiera que haya trabajado en consultorios” que “personas en edad laboral, en especial hombres, no vayan cuando topa el horario de atención con el del trabajo”.

¿La solución? “Ampliar horarios, vacunación los fines de semana o incluso ahora para las elecciones en algunos locales de votación”, sostiene García.

Precisamente el tema laboral fue abordado este lunes por la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza. En el tradicional balance desde La Moneda, indicó que se está trabajando para facilitar la vacunación en el grupo de 40 a 49 años.

El objetivo es que con “cada uno de los seremis, a través de a coordinación local con los servicios de salud y la atención primaria, salir a vacunar a aquellos lugares donde sabemos que está este grupo etario que puede estar trabajando”, apuntó.

En esa línea, aseveró que se analiza “ir a los predios agrícolas, ir con los móviles a zonas industriales, y un trabajo localizado con los distintos empleadores para poder llevar a estos trabajadores (a vacunarse), que son más hombres que mujeres los que no se han vacunado, para de esa manera poder sensibilizar a la población”.

“Menor percepción de riesgo”

El factor laboral, sin embargo, podría no ser lo único que explique la baja cobertura. El infectólogo y académico, Ignacio Silva, apunta a que en este grupo también existe una menor percepción de riesgo, lo que también podría explicar la gran cantidad de contagios que también tiene ese grupo.

“Son en general personas que se cuidan menos, que no le toman el peso a las posibles complicaciones de la infección y tiene conductas de riesgo más frecuentemente”, apunta.

De todos modos, Silva coincide con García en que los denominados cuarentones tienen mayor actividad que los otros rangos, lo que “los lleva a tener menos tiempo disponible para acudir a un centro de vacunación”.

“Se les hace mucho más difícil, entonces tienen menos motivación para ir a vacunarse y menos posibilidades logísticas para poder hacerlo”, sostiene.

Para revertir esta situación, el experto asegura que es necesaria una campaña de concientización, pero principalmente acercar las vacunas a los trabajadores y “no esperar que ellos acudan en horario hábil”.

“Incluso (se deberían) llevar los puntos de vacunación hacia los centros de trabajo, a los centros comerciales o pubs”, sentencia.

Factores que perjudican o favorecen a la vacunación

Un informe del grupo de Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas COVID-19 en Chile, Movid-19, impulsado por la U. de Chile y el Colegio Médico, reveló que los hombres se vacunan menos que las mujeres, y que las personas con mayor nivel socioeconómico se están vacunando más.

Dentro de los factores que atentan a la vacunación, además de las barreras como las restricciones por horario laboral o las dificultades de transporte a vacunatorios, están las teorías conspirativas y las creencias en la medicina alternativa.

Por otra parte, favorece a la vacunación la buena percepción social, cuando el entorno familiar y de amigos se muestra comprometido con la inoculación.

“En la medida en que se refuerce el proceso de vacunación como un proceso de cuidado e interés colectivo, con amplio apoyo y participación ciudadana, las personas asistirán en mayor medida a vacunarse”, concluyen.