El integrante de la Comisión de Salud, el senador Guido Girardi, solicitó que se ponga suma urgencia a la iniciativa que regula la venta que hacen los laboratorios de sus medicamentos a las farmacias y la Cenabast, con diferencias de precios que afectan, en promedio, un 30% del bolsillo de la clase media.

El proyecto, conocido como ley de fármacos 2, modifica el Código Sanitario para regular los medicamentos bioequivalentes genéricos y evitar la integración vertical de laboratorios y farmacias.

Se encuentra en tramitación en la Cámara Baja desde enero de 2018 y a un año y ocho meses de la gestión, la norma espera su debate en particular.

Guirardi se reunió con el ministro de Salud, Jaime Mañalich, para manifestarle la petición, considerando que la autoridad sanitaria se había comprometido a ponerle urgencia a este proyecto. Sumado a eso, el parlamentario adelantó que se reunirá también con el ministro secretario general de la Presidencia (Segpres), Gonzalo Blumel.

El legislador hizo mención a un reportaje emitido por Canal 13, donde quedó en evidencia las diferencias de precios de un mismo principio activo bajo sus diferentes formatos: genéricos, de marca o bioequivalentes.

Al respecto, argumentó que “ahí se demuestra que Chile tiene los precios de medicamentos más altos del mundo, un mismo remedio de la misma marca puede costar $2.000 en Italia y $40.000 acá (…) Un documento elaborado este año por la Cenabast demuestra las mentiras de esta industria que dicen que venden caro porque compran caro, pero la verdad es que obtienen rentabilidades absolutamente inmorales”.

Palabras a las que añadió que “los laboratorios respecto a los costos obtienen, en promedio, utilidades del 50%. Y las farmacias, después de comprarle a los laboratorios, alcanzan rentabilidades que van desde un 30 a un 80%. Por ejemplo el Lertus, un diclofenaco que Salcobrand compró a $4.500 lo vende a $9.687, con un margen de 58%. Los laboratorios venden caro y las farmacias sistemáticamente aplican márgenes cuyo promedio es de 50%”.

En la nota se da cuenta que los genéricos de marca -que es el mismo principio básico pero con distinto nombre y envase- los venden en un 1000%. Por ejemplo, la atorvastatina genérica bioequivalente vale $2.000 y en otra caja con otro nombre, cuesta $12 mil.

En tal sentido, la norma obliga a los médicos a recetar los medicamentos por su denominación común internacional (DCI) y permite que la Cenabast abastezca a las farmacias independientes y municipales o populares.