El vocero de Schoenstatt en Chile dijo que acoger a Francisco José Cox fue exigencia del Vaticano, y que con el conocimiento de casos hoy preferiría que se hubiese quedado en Chile. Reconoció graves errores en el actuar de la iglesia.

Cox no puede usar su teléfono ni salir del recinto donde se aloja en Alemania. Son las pocas restricciones que tiene el obispo emérito que hoy vive en Alemania bajo el alero de Schoenstatt, mismo movimiento del que es parte el cardenal Francisco Javier Errázuriz, quien estaba a cargo de la iglesia en Chile el año en que emprendió rumbo a Europa.

En Schoenstatt se han visto golpeados por este tema, por lo que nombraron a un vocero especial para este caso. Se trata del viceprovincial del movimiento en Chile, Patricio Moore, quien en entrevista con Expreso BíoBío reconoció que con los antecedentes que hoy cuentan sobre Cox, quien tiene a su haber 4 denuncias de abuso sexual, él lo habría dejado en Chile para que enfrente estas denuncias.

“Es una vergüenza”, dijo Moore, a propósito de las decisiones que ha tomado la iglesia, de las que fue crítico, acusando que “se han cometido muchísimos errores”. Agregó que “no hay espacio para abusadores en el sacerdocio”, y no le han dado protección, sino que han cumplido una exigencia del Vaticano.

“Lo primero es estar con las víctimas, y aprender de estos delitos y errores que se han cometido”.

Uno de los denunciantes de Cox, Hernán Godoy, valoró en parte estas palabras, y consideró que el movimiento que lo ha albergado por tantos años ahora está abriendo los ojos.

“Se han dado cuenta de que Cox es un abusador que ha cometido atrocidades que deben ser juzgadas”, sostuvo.