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Al menos 45 personas murieron en un ataque israelí en Rafah, en la Franja de Gaza, en una zona designada como "segura". El bombardeo se produjo en el barrio de Tal al Sultan, donde aún no se había ordenado la evacuación. La mayoría de las personas desplazadas a raíz de la operación militar en esa ciudad han huido a áreas como las playas de Al Mawasi, donde se encuentran sin servicios básicos. El Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, reportó la muerte de 50 personas, incluyendo niños y mujeres. El Ejército israelí defendió el ataque, dirigido contra altos cargos de Hamás, y aseguró que se basó en inteligencia precisa. Las imágenes muestran un incendio provocado por el bombardeo en las tiendas de campaña. En total, más de 36.000 gazatíes han perdido la vida en siete meses de guerra. La comunidad internacional ha condenado el ataque y se han convocado protestas en Cisjordania. Hamás ha llamado a la población a intensificar las acciones contra la guerra genocida, mientras que la CIJ ordenó a Israel detener la ofensiva para evitar la destrucción de los palestinos de Gaza. Israel respondió bombardeando Rafah tras el fallo de la CIJ.

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Al menos 45 personas murieron en un ataque israelí la noche del domingo en un campo de desplazados en una “zona segura” de Rafah, tres días después de que la Corte Internacional de Justicia ordenara el fin de la ofensiva militar del Ejército israelí en esa ciudad del extremo sur de la Franja de Gaza ante el riesgo de genocidio.

Un bombardeo israelí mató a casi medio centenar de gazatíes en el barrio de Tal al Sultan, noroeste de Rafah, que el Ejército israelí aún no había ordenado evacuar en el marco de la operación militar en esa ciudad que comenzó el 6 de mayo.

Desde entonces, casi un millón de personas han huido de la violencia, la mayoría a las playas de Al Mawasi, hacinados y sin servicios de saneamiento o agua potable.

“Otra atroz masacre fue cometida por las fuerzas israelíes en Rafah, que se ha cobrado hasta el momento la vida de 50 mártires y decenas de heridos, la mayoría de ellos niños y mujeres”, indicó el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás.

Por su parte, el Ejército israelí confirmó la madrugada del lunes el ataque de su aviación sobre Tal al Sultan, “basado en inteligencia precisa” y dirigido contra dos altos cargos del grupo islamista Hamás, el comandante de su división para Cisjordania, Yassin Rabia; y otro alto mando de esa misma división, Khaled Nagar.

“El ala de Hamás en Judea y Samaria (Cisjordania ocupada) es responsable de la planificación, financiación y ejecución de ataques terroristas en ese territorio y dentro de Israel”, indicó un comunicado castrense.

Gran incendio

Imágenes difundidas en las redes sociales palestinas muestran un gran incendio provocado por el bombardeo aéreo sobre las tiendas de campaña provisionales en Tal al Sultan. Algunos medios apuntan a que muchas víctimas murieron asfixiadas por el humo y calcinadas.

“Tenemos conocimiento de informes que indican que, como resultado del ataque y del fuego que se inició, varios civiles de la zona resultaron heridos. El incidente está bajo revisión”, subrayó el Ejército sobre el ataque

Según Israel, Yassin Rabia “gestionó la totalidad de la actividad terrorista de Hamás en Judea y Samaria, transfirió fondos a objetivos terroristas y planificó ataques terroristas”, también en el pasado, incluso en 2001 y 2002 -en plena Segunda Intifada- “en los que murieron soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel”.

De Nagar señalaron que “dirigió ataques con disparos y otras actividades terroristas en Judea y Samaria, y transfirió fondos destinados a las actividades terroristas de Hamás en la Franja de Gaza” y que en el pasado, llevó a cabo varios atentados mortales entre 2001 y 2003, que provocaron la muerte de varios civiles y soldados israelíes.

Matanzas diarias

“Nunca antes en la historia se habían empleado tantas herramientas de matanza en masa frente al mundo como está sucediendo ahora en Gaza, donde la población se ve privada de agua, alimentos, medicinas, electricidad y combustible, aplastando la infraestructura y destruyendo todas las instituciones”, denunció el Ministerio de Sanidad de Gaza.

Según sus datos, en las últimas 24 horas 190 palestinos murieron en nuevas masacres, incluida esta en la supuesta “zona segura” de los campamentos al oeste de la ciudad de Rafah o una sobre el campo de refugiados de Nuseirat. En total han muerto más de 36.000 gazatíes en más de siete meses de guerra, la mayoría civiles.

El ataque israelí en Rafah se produce horas después de que Hamás lanzara desde ese punto de la Franja, según el Ejército, ocho cohetes hacia el centro de Israel, incluido Tel Aviv, por primera vez en unos cuatro meses, que no causó heridos ni daños graves.

También el portavoz del presidente de la Autoridad Palestina, Nabil Abu Rudeina, condenó este “ataque deliberado” sobre tiendas de desplazados en Rafah, provocando una “masacre que ha superado todos los límites y requiere una intervención urgente para detener inmediatamente estos crímenes contra el pueblo palestino”.

Protestas

En Cisjordania, cientos de palestinos han salido a las calles en diversas ciudades esta madrugada, incluido en puntos calientes como Yenín o Tulkarem, en protesta por este ataque.

De hecho, el grupo islamista Hamás llamó a la población palestina a “escalar las actividades públicas de rabia y presión para parar la guerra genocida”, además de exigir a la comunidad internacional el cumplimiento de las resoluciones de la ONU y de la orden de la CIJ, que es vinculante para Israel como miembro de Naciones Unidas.

La CIJ, alto tribunal de la ONU ubicado en La Haya, exigió este viernes a Israel “detener de inmediato su ofensiva militar” en Rafah para evitar “la destrucción física total o parcial” de los palestinos de Gaza y le ordenó garantizar el acceso de misiones de expertos para investigar denuncias de genocidio.

Israel consideró las acusaciones de la CIJ “falsas y repugnantes” y respondió bombardeando Rafah pocos minutos después de emitirse ese nuevo fallo, consecuencia del proceso abierto en enero por una denuncia iniciada por Sudáfrica.