Numerosos testigos han denunciado los abusos sexuales que cometieron los miembros de Hamás que atacaron el sur de Israel el 7 de octubre.

Ya han pasado 62 días desde que integrantes de la agrupación islámica terrorista irrumpieran desde la Franja de Gaza con cohetes y ataques de comandos.

La agresión, totalmente inesperada para Israel, dejó un saldo de más de 1.200 civiles muertos y 240 secuestrados, de los cuales se liberaron algunos en las treguas acordadas entre ambas partes.

A su vez, nuevos detalles se han ido conociendo sobre los ataques sexuales que los milicianos protagonizaron, principalmente contra mujeres pero también contra hombres, en territorio israelí ese sangriento día.

“Cosas horribles vi con mis propios ojos”, dijo Simcha Greinman, voluntario que llegó poco después de la masacre perpetrada por Hamás.

Su testimonio, entregado en una ceremonia de la ONU y que se hizo sumamente crudo por momentos, fue recogido por el New York Times. Según afirmó, encontró a una mujer que tenía “clavos y diferentes objetos en los órganos femeninos”.

A su vez, en otra casa había cuerpo cuyos genitales estaban tan mutilados que “no podíamos identificar si era un hombre o una mujer”.

Por su parte, una integrante de la reserva militar de Israel que trabajó en el entierro de los cadáveres de las soldados caídas mencionó que varias de ellas tenían disparos en sus entrepierna, pecho y vagina.

Sheryl Sandberg, exejecutiva de Meta y una de las organizadoras del acto de la ONU junto a Gilad Erdan, embajador de Israel ante las Naciones Unidas, dijo: “El 7 de octubre, Hamás asesinó brutalmente a 1200 almas y, en algunos casos, primero violó a sus víctimas”.

“Lo sabemos por testigos presenciales, lo sabemos por paramédicos de combate… y lo sabríamos por algunas víctimas si se hubiera permitido vivir a más de ellas”, complementó.

Pese a las reiteradas denuncias de violaciones y abusos sexuales cometidos por los milicianos, desde Hamás han negado estas acusaciones. Según han aseverado, estos actos violan “los principios islámicos”.

No obstante, precisa New York Times, diversas pruebas han confirmado las agresiones sexuales denunciadas. Entre ellas se cita el hallazgo de cuerpos de mujeres parcial o totalmente desnudas, mujeres muertas con el pelvis roto así como los relatos de médicos forenses y socorristas.

De acuerdo a la agencia Reuters, la policía israelí está investigando los delitos sexuales cometidos “por algunos de los pocos cientos de personas que arrestaron después del ataque del 7 de octubre”.

El objetivo es llevar a juicio a todos los sospechosos de estos crímenes que actualmente tienen bajo custodia. No obstante, algunas mujeres fueron enterradas con sus ropas antes que los investigadores pudieran examinarlas.

Shari Mendes es una reservista que trabajó por dos semanas ayudando a los médicos a tomar huellas dactilares y limpiar los cuerpos de las soldados asesinadas. En la morgue en la que estuvo varias fueron sepultadas con sus vestimentas.

Reuters consigna que según la ley judía de entierro, los muertos deben ser enterrados lo antes posible. Como todo lo que forma parte del cuerpo se entierra junto, algunas mujeres fueron enterradas con sus ropas manchadas de sangre.

Lo anterior es sólo uno de los retos a los que deben hacer frente los encargados de investigar los presuntos crímenes sexuales durante los ataques del 7 de octubre.

Aunque el Ministerio de Justicia de Israel afirmó que “las víctimas fueron torturadas, abusadas físicamente, violadas y quemadas vivas”, desde Hamás niegan enfáticamente que sus miembros hayan realizado esto.

“El relato de Mendes es uno de los siete proporcionados a Reuters por socorristas u otras personas que se ocupan de los muertos y que dan fe de presunta violencia sexual”, indica la agencia.

“Esas personas dijeron que encontraron mujeres semidesnudas, atadas, desnudadas, magulladas, con disparos en la cabeza o quemadas, en dos comunidades, incluido el kibbutz Beeri, y en el festival de música al aire libre cerca de la frontera con Gaza”, añade.

Falta de autopsias

Tal como consigna RFI, los casos de agresión sexual siguen siendo difíciles de cuantificar no sólo porque a las sobrevivientes les cuesta hablar sobre el tema, sino que también porque en el caso de las mujeres asesinadas, no siempre se tomaron las pruebas.

Así lo indica Ruth Halperin-Kaddari, experta en derechos de la mujer de la Universidad Bar Ilan de Tel Aviv. “Una de las principales dificultades en este caso es que, por lo que sabemos, ninguno de los cadáveres ha sido sometido a una autopsia específica para encontrar pruebas forenses de violencia sexual”, comentó.

¿La razón? “No existía un protocolo para ello”, mencionó. “Era la primera vez, y esperemos que la última, que la sociedad israelí tenía que enfrentarse a un suceso así”, enfatizó.

“También es importante recordar que las autopsias no son un procedimiento habitual o regular en Israel, antes del entierro: forma parte de la tradición religiosa”, explicó.

“Por último, en otros casos -perdónenme por esta descripción- los cadáveres que se llevaron al instituto forense estaban en tal estado que no se pudo extraer ninguna prueba forense que indicara violencia sexual”, puntualizó.