Las fuerzas kurdas respaldadas por Estados Unidos estrecharon el cerco el martes contra los yihadistas atrincherados en una prisión del noreste de Siria, en un intento de terminar el enfrentamiento que comenzó hace cinco días y que ha provocado al menos 166 muertos.

Más de un centenar de combatientes del grupo Estado Islámico (EI) tomaron por asalto el jueves con camiones bombas y armamento pesado la cárcel de Ghwayran, una prisión resguardada por las milicias kurdas en Hasake.

“Las fuerzas kurdas intentan cerrar el cerco alrededor de los combatientes yihadistas, que se han escondido en la parte norte de la prisión” de Ghwayran, declaró a Agence France-Presse el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman.

Rahman explicó que las milicias kurdas avanzan lentamente hacia el interior de la prisión, por miedo a las emboscadas del EI.

Algunos prisioneros del grupo yihadista ya fueron transportados en autobuses hacia otros centros de detención en las últimas horas, pero el director de OSDH no precisó cuántos siguen dentro de la cárcel.

Según la organización, varios menores recluidos fueron transportados el lunes. Rahman advirtió que si no se concluye un acuerdo entre las partes, “habrá una masacre, cientos de personas morirán”.

División entre los detenidos

Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una milicia mayoritariamente kurda, no han confirmado las informaciones de que el EI tiene retenidos a guardianes de la cárcel.

Estas milicias, que operan con el apoyo aéreo de una coalición internacional dirigida por Washington, desplegaron unidades de élite y vehículos blindados en el interior y alrededor de Ghwayran.

Las FDS informaron que el martes se rindieron 250 detenidos del EI, con lo que suman 550 el número de yihadistas que capitularon.

El lunes el asalto a la prisión parecía inminente, pero el OSDH explicó que las fuerzas kurdas muestran reticencia debido a los rehenes que quedan dentro de la prisión.

En este punto, las FDS esperan que los yihadistas queden asediados, sin suministros ni municiones, afirmó Rahman.

El experto señaló que hay conversaciones en curso para liberar a algunos miembros de las fuerzas kurdas y guardias retenidos a cambio de entregar insumos médicos para los yihadistas heridos.

Según el OSDH hay 27 rehenes en la prisión y 40 desaparecidos.

Rahman indicó que los yihadistas extranjeros del EI se niegan a un diálogo pero que numerosos combatientes sirios están a favor de una negociación.

Estos enfrentamientos dejaron cerca de 45.000 desplazados por la violencia, según la ONU.

La mayoría de los detenidos de Ghwayran fueron capturados por las milicias kurdas a finales de 2018 y principios de 2019, en los últimos días antes de la derrota del califato autoproclamado por el EI.

La ONG Save the Children informó que recibió mensajes de audio de un adolescente australiano que fue llevado a Siria por sus padres cuando tenía 11 años.

“No hay médicos para ayudarme”, dijo el joven que explicó que estaba herido en la cabeza y en las manos.

“Estoy muy asustado, hay muchos cadáveres”, afirmó el menor en la grabación, cuya autenticidad no pudo ser verificada por la Agence France-Presse.

Los kurdos, que controlan amplias franjas de territorio en el norte y el noreste de Siria, piden en vano que se repatrie a los cerca de 12.000 yihadistas de más de 50 nacionalidades presos en sus cárceles.