El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, se negó a culpar a Arabia Saudita sobre la desaparición del periodista de Jamal Khashoggi, mientras nuevas revelaciones señalan que el reportero habría sido torturado y asesinado en el consulado de Estambul.

Tras reunirse con los dirigentes sauditas en Riad la víspera, Pompeo se entrevistó este miércoles en Ankara con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien ha evitado hasta ahora incriminar directamente a Arabia Saudita en el caso.

La visita a Ankara de Pompeo coincide con la publicación en la prensa progubernamental turca de nuevas acusaciones contra Riad,
según las cuales agentes sauditas torturaron y asesinaron al periodista en el consulado de su país en Estambul el 2 de octubre.

Pese a los múltiples indicios que implican a agentes sauditas en el caso, Washington parece acordarle el beneficio de la duda a su aliado, insistiendo en la voluntad de Riad de llevar a cabo su propia investigación.

El martes, en una entrevista acordada a la agencia de prensa estadounidense AP, el presidente estadounidense, Donald Trump, reclamó que se aplique el principio de presunción de inocencia para Arabia Saudita.

Pompeo dijo por su parte que Arabia Saudita “se comprometió a mostrar al mundo entero los resultados de su investigación”. Pero se negó a decir si Khashoggi estaba vivo o muerto. “No quiero hablar de ningún dato. Ellos tampoco”.

El secretario de Estado se entrevistó durante 40 minutos con Erdogan a su llegada al aeropuerto de Ankara, antes de reunirse con su homólogo turco, Mevlut Cavusoglu. Luego abandonó la capital turca sin hacer declaraciones a la prensa.

Siete minutos

Entretanto, la prensa progubernamental turca difundió nuevas informaciones que apuntan hacia Arabia Saudita.

El diario Yeni Safak afirma haber tenido acceso a grabaciones sonoras y sostiene que Khashoggi fue torturado durante un interrogatorio y que los agentes sauditas le cortaron los dedos, antes de “decapitarlo”.

El portal digital Middle East Eye cuenta, citando una fuente que tuvo acceso a la grabación sonora de los últimos momentos del periodista, que el asesinato se prolongó siete minutos y que un médico forense que formaba parte de la quincena de sauditas enviados comenzó a cortar el cuerpo de Khashoggi cuando estaba todavía vivo.

Desde el día siguiente de la desaparición de Khashoggi, colaborador del Washington Post y crítico con el príncipe heredero saudita Mohamed Bin Salmán, responsables turcos afirmaron que fue asesinado por un equipo de 15 agentes enviados por Riad.

Las autoridades turcas efectuaron el lunes por la noche un registro del consulado y este miércoles inspeccionaron la residencia del cónsul, Mohamad Al Otaibi, quien, según los medios turcos, estaba presente durante el crimen.

El cónsul abandonó el martes Estambul rumbo a Riad.

Miembros del entorno del príncipe

Uno de los hombres identificados por las autoridades turcas como miembro enviado a Estambul forma parte del entorno de Mohamed Bin Salmán, afirmó el martes el New York Times.

Según el diario, que publica varias fotos, Maher Abdulaziz Mutreb acompañó al príncipe en sus viajes a Estados Unidos en marzo de 2018, así como a Madrid y París en abril de 2018.

El New York Times menciona a otros tres sospechosos vinculados, por testigos u otras fuentes, a los servicios de seguridad del príncipe.

Un quinto hombre, un forense identificado como Salah Al Tubaigy, ocupó puestos de alta responsabilidad en el ministerio saudita de Interior y en el sector médico, prosigue el periódico, señalando que “una personalidad de este nivel solo puede estar dirigido por una autoridad saudita de alto rango”.

El rotativo afirma haber confirmado que “al menos nueve de los 15 (sospechosos) trabajaron para los servicios sauditas de seguridad, el ejército u otros ministerios”.

Medios estadounidenses afirmaron el lunes que Arabia Saudita sopesaba reconocer la muerte del periodista durante un interrogatorio en el consulado.

Según CNN, Riad preparaba una informe que afirmaba que la operación fue llevada a cabo “sin autorización ni transparencia” y que “las personas implicadas serían consideradas responsables”.

Por su parte, Irán, gran rival regional de Arabia Saudita, se ha mantenido por el momento en silencio. El lunes, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Bahram Ghassemi, preguntado por el caso, se limitó a decir que Teherán seguía de cerca los acontecimientos.