El Estado del Vaticano matizó hoy que no habrá despidos de sus empleados que rechacen vacunarse contra el coronavirus, aunque se trata de una decisión que “puede constituir un riesgo para él, para los demás y para su entorno laboral”.

“La adhesión voluntaria a un programa de vacunación debe tener en cuenta el riesgo de que cualquier negativa del interesado pueda constituir un riesgo para él, para los demás y para el entorno laboral”, precisa en una nota la Comisión Pontificia del Estado de la Ciudad del Vaticano para aclarar el contenido del decreto firmado el pasado 8 de febrero por su presidente, el cardenal Giuseppe Bertello.

Por ello, “la seguridad de la comunidad puede prever, para quienes se nieguen a la vacunación por falta de motivos de salud, la adopción de medidas que por un lado minimicen el peligro en cuestión y por otro permitan buscar soluciones alternativas para la realización de la obra por parte del interesado”.

“La disposición se refiere a todas las medidas adecuadas destinadas a prevenir, controlar y contrastar situaciones excepcionales de emergencia de salud pública, y están ampliamente indicadas todas las herramientas para una respuesta adecuada y proporcional al riesgo para la salud”, se explica en la nota.

El decreto, añade la Comisión, “fue emitido para dar una respuesta normativa urgente a la necesidad primordial de salvaguardar y garantizar la salud y el bienestar de la comunidad trabajadora, ciudadanos y vecinos del Estado de la Ciudad de el Vaticano”.

El decreto firmado por el cardenal Giuseppe Bertello se puede consultar en la página oficial con medidas para afrontar la emergencia de sanidad pública.

Entre ellas se encuentran las normales de distancia social y también la de vacunar a sus empleados. Por ello el Vaticano comenzó inmediatamente una campaña de vacunas entre sus cerca 800 residentes y sus más de 3.000 empleados y sus familias.