Los griegos votan este domingo en unas elecciones legislativas anticipadas arriesgadas para el primer ministro, Alexis Tsipras, que según todas las previsiones perderá los comicios, tras haber registrado un récord de longevidad en tiempos de crisis.

Surgido en pleno caos en Grecia debido a la crisis de la deuda y a la cura de austeridad impuesta por sus acreedores, el joven líder de izquierda radical creó esperanzas en enero de 2015 entre un pueblo aturdido por las quiebras y los planes sociales.

Pero según los analistas, tras cuatro años de gobierno los electores no perdonan a Tsipras sus promesas incumplidas ni sus duras medidas fiscales, dictadas por la Unión Europea (UE) para evitar la posibilidad de una salida del país del bloque comunitario.

Después de haber reelegido al primer ministro más joven de Grecia en 150 años en septiembre de 2015, los griegos optarán en esta ocasión por la alternancia, según predicen todos los sondeos, que anuncian la victoria del partido conservador Nueva Democracia (ND), dirigido por Kyriakos Mitsotakis.

Tsipras votó este domingo por la mañana en el barrio de Kypseli en Atenas, donde exhortó a los jóvenes a que “no dejen a los demás la crucial elección de decidir sus vidas”.

Bajo un intenso calor, unos 10 millones de electores están llamados a votar hasta las 19:00 horas locales (16:00 GMT, 12:00 en Chile), cuando se conocerán los sondeos a boca de urna.

Los primeros resultados oficiales se anunciarán hacia las 21:00 horas locales (18:00 GMT, 14:00 en Chile).

Mitsotakis votó poco después en Paristeri, donde manifestantes de izquierda le recibieron con abucheos, rápidamente silenciados por sus partidarios que se dirigían a él como el nuevo primer ministro.

“Las griegas y los griegos tienen el destino de su país entre sus manos”, declaró el rival de Tsipras tras depositar su papeleta.

Según los últimos sondeos, la formación obtendría entre 151 y 165 escaños de los 300 del Parlamento griego, y Syriza pasaría a la oposición con entre 70 y 82 bancadas.

Tras el duro fracaso en las elecciones europeas y locales, entre finales de mayo y principios de junio, Tsipras, cuyo mandato concluía en teoría en octubre, convocó elecciones anticipadas, con la esperanza de dar la vuelta a la ola de descontento.

¿Regreso de la “familiocracia”?

Pero si los sondeos aciertan, Tsipras, acostumbrado a poner en juego su mayoría, podría esta vez perder su apuesta.

Tres años después de haber asumido las riendas del partido conservador, Kyriakos Mitsotakis, considerado un reformista y cercano al mundo de los negocios, prometió “relanzar la economía” y “dejar la crisis atrás”.

La elección de este hijo de un ex primer ministro, descendiente de una gran dinastía política, significaría un regreso a la “familiocracia” en el gobierno griego, una tradición que Alexis Tsipras interrumpió cuando llegó al poder con 40 años.

“Espero que a partir de mañana podamos respirar de nuevo”, declaró Athinodoros, un elector de 48 años, en un colegio electoral de Nea Smyrni.

Decepcionada, Alkimi, una empleada de 39 años, teme por el contrario que “la legislación laboral se degrade si Nueva Democracia gana”.

“Tiempo para ir a la playa”

“El desafío es demasiado importante como para no ir a votar e ir a la playa”, exclamó Aphrodite, de 36 años, en el barrio de Exarchia. “Grecia sale apenas de una crisis de diez años, el próximo gobierno tendrá la ardua tarea de permitir al país levantarse completamente o de hundirse”.

Queda por saber con cuánto entusiasmo votarán los griegos, en pleno verano, y qué mayoría darán a la derecha.

“Tendréis tiempo de ir a la playa y después de ir a votar”, lanzó el líder de los conservadores en la radio, e insistió en que necesitará “una mayoría fuerte para un gobierno fuerte”.

Con estos comicios, los griegos habrán votado tres veces en un lapso de mes y medio, después de las elecciones europeas y las locales. La participación, ya a la baja en las municipales de junio, será decisiva este domingo.

Nueva Democracia deberá formar una coalición para gobernar si la diferencia es muy ajustada, probablemente con el Movimiento por el Cambio KINAL, nacido de las cenizas del partido socialista PASOK, una réplica de la alianza que llevó a Grecia a un punto muerto antes de la llegada de Syriza.