Para sacar a Reino Unido del caos político del Brexit tras el aplastante rechazo de su acuerdo, la primera ministra Theresa May propuso el lunes un nuevo plan consistente en modificar el punto más conflictivo y volver con él a Bruselas.

El denominado “backstop”, un mecanismo destinado a evitar la reinstauración de una frontera entre Irlanda -país miembro de la UE- y la provincia británica de Irlanda del Norte, fue responsable del estrepitoso fracaso de May ante el parlamento el pasado martes.

Menos de una semana después, la dirigente conservadora volvió ante los diputados con una nueva propuesta consistente en dar más voz al parlamento en las próximas negociaciones, garantizar la protección de los trabajadores tras el Brexit y encontrar una solución a la cuestión irlandesa aceptable por la mayoría.

“Esta semana seguiré hablando con mis colegas (…) para considerar cómo podríamos cumplir nuestras obligaciones con los ciudadanos de Irlanda del Norte e Irlanda de una forma que pueda obtener el mayor apoyo posible en la cámara. Y luego volveré a llevar las conclusiones de estos debates a la UE”, anunció ante el parlamento.

La Cámara de los Comunes había rechazado el martes por una aplastante mayoría el acuerdo que May negoció durante año y medio con Bruselas: 432 votaron en contra -incluidos 118 rebeldes conservadores- y solo 202 a favor.

Esos mismos rebeldes, además del pequeño partido unionista norirlandés DUP de cuyo esencial apoyo depende la estrecha mayoría parlamentaria de May, decidieron sin embargo un día después mantener a la primera ministra en el cargo, al votar contra una moción de censura lanzada por la oposición laborista.

La jefa de gobierno inició entonces una serie de encuentros con el resto de partidos en busca de un consenso para acabar con el bloqueo parlamentario.

Pero el diálogo fracasó. El líder laborista Jeremy Corbyn se negó a conversar hasta que May descartase fehacientemente la posibilidad de un Brexit sin acuerdo, pero ella respondió que eso era “imposible”. Otros partidos insistieron en la convocatoria de un segundo referéndum del que la primera ministra no quiere ni oír hablar.

¿Estará de acuerdo la UE?

Así, la nueva propuesta con la que la primera ministra volvió al parlamento el lunes -que los diputados votarán el 29 de enero- es una versión del plan inicial que busca satisfacer a los tories rebeldes y al DUP.

Los diputados podrán presentar sus contrapropuestas en forma de enmiendas y al menos dos grupos preparan ya estrategias para dar al parlamento el poder de decidir los próximos pasos ante el temor de que un nuevo bloqueo aboque al país a un Brexit sin acuerdo.

La UE ya ha rechazado en el pasado modificar o cancelar el “backstop”, pero May parece esperar que un apoyo del parlamento el día 29 le permita convencer a Bruselas de la necesidad de renegociar este controvertido punto del acuerdo.

Tras reunirse con el canciller irlandés Simon Coveney en Bruselas, el negociador jefe de la UE Michel Barnier insistió sin embargo el lunes en que el texto sellado en noviembre es “el mejor acuerdo posible”.

“Nos pusimos de acuerdo sobre el ‘backstop’ y sobre el Acuerdo de Retirada”, afirmó en declaraciones a la televisión pública irlandesa RTE. Y consideró que una renegociación debería versar sobre los términos que regirán la futura relación entre ambas partes tras el Brexit. “Estamos abiertos a volver a trabajar en la declaración política y a ser más ambiciosos sobre la futura relación”, afirmó.

Para vencer la oposición del parlamento, May “tiene que presentar algo sustantivamente diferente, pero naturalmente eso tiene que ser después aprobado en la UE”, advirtió el canciller español Josep Borrell, en Bruselas para una reunión ordinaria de ministros de Relaciones Exteriores.

Por su parte, Coveny reiteró que su país defiende el acuerdo en su conjunto.

La explosión de un coche bomba el sábado en Derry, en Irlanda del Narte, que la policía atribuyó al grupo disidente “Nuevo IRA”, reavivó la preocupación sobre las amenazas que la reinstauración de una frontera representaría para el Acuerdo de Paz del Viernes Santo, que en 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto.

Un 52% de británicos votó a favor de salir de la UE en el referéndum de 2016 y, tras un año y medio de difíciles negociaciones entre Londres y Bruselas, la decisión debe hacerse efectiva el próximo 29 de marzo.