El anciano de 82 años vive en Manresa, localidad de Barcelona, España. Tiene una filosofía muy distinta a la del resto de sus amigos contemporáneos.

“Tengo amigos de mi edad que están solos y desesperados, que se pasan el día ahogados en un vaso de agua. Yo soy muy tozudo y cuando algo me interesa, me lanzo. No voy a pedir perdón por querer salir con una mujer 40 años más joven”.

Esas fueron sus declaraciones al periódico El Confidencial, que se dio a la tarea de contactarlo luego del anuncio clasificado en el rotativo “Regio”.

“SEÑOR MAYOR desea amistad con señorita hasta 37 años, no fumadora, buena presencia, sensible, amante naturaleza. Dejo herencia”. Las reacciones han sido diversas en la ciudad española, pero el fin justifica los medios, para el protagonista de la historia, identificado como Alberto.

“El trato es que nos tenemos que casar porque yo quiero estabilidad. Quiero una relación normal, tener compañia y que me cuiden. También tengo mis necesidades. Si no me lo da, tendré que buscar a otra persona”, (en referencia al sexo). “A cambio, les doy seguridad económica. Soy una persona muy activa, me cuido mucho y eso les gusta cuando me conocen”.

Se siente seguro de sí mismo. Cuenta que ha tenido relaciones con otras mujeres, extranjeras y no menores a 30 años. De hecho, el requisito en su anuncio clasificado es que la mujer que lo contacte no tenga más de 37 años.

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Decenas de llamadas, una elegida y semanas de prueba

No habían transcurrido ni 24 horas, cuando las llamadas para Alberto, daban resultado. Eligió a una cubana de 38 años. Un año más de lo requerido. La mujer tiene dos hijos y ya se han pactado algunos acuerdos para hacer que la relación funcione y termine en matrimonio.

Por lo pronto, convivirán unas 3 semanas para ver el grado de compatibilidad. El hombre asegura que no tiene miedo de los peligros que implica tener de pronto a una extraña en casa. Y es que, bromea con el hecho de que él siempre se hace sus propios alimentos, ante las advertencias de sus conocidos con la frase “cuidado con los envenenamientos”.

“Sé que estará conmigo por el dinero, pero no me da miedo que me quiera matar. La comida, de momento, me la hago yo”, le dice a la reportera de El Confidencial.

Lo anterior, para sus amistades, tiene asidero en las propiedades que Alberto posee y busca heredar a su futura esposa: un piso céntrico y una finca privilegiada con árboles frutales, bosque y una casa en lo alto de un monte en Castellnou de Bages (Barcelona). Sin olvidar los 400 mil euros, o más de 300 millones de pesos chilenos, en la cuenta bancaria.

El Confidencial | España
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Si no funciona, ya tiene un plan B. “Tengo ilusión, pero si no funciona tendré que poner otro anuncio en el periódico porque no puedo ir por la calle preguntando a la gente. Además, a mí ir al baile y a las discotecas no me gusta”, advierte. Cuando le comunican que hay quejas por su anuncio el cual tachan de machista algunos españoles, no parece muy preocupado. “¿Y que quieren que haga?”, dice el anciano, quien apuesta a acabar con su soledad de forma muy arriesgada pero decidida.