Las aviaciones de Rusia y Siria lanzaron alrededor 90 ataques aéreos en la provincia norteña de Idleb, los “más intensos y agresivos” desde hace un mes contra la región, que espera una inminente ofensiva por el régimen y sus aliados, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Según el Observatorio, los bombardeos de Rusia, aliada de Siria, impactaron contra las zonas de Jan Shijún, Al Latamna y Tel Aas, en el sur y sureste de Idleb, causando la muerte de al menos cuatro civiles, entre ellos dos niños, dijo la ONG, con sede en Reino Unido y una amplia red de colaboradores en el terreno.

Los bombardeos se producen un día después de que Rusia, Irán y Turquía pidieran a las facciones armadas que depongan sus armas para evitar así una tragedia humanitaria, ante la operación militar de las fuerzas leales al presidente sirio, Bachar al Asad.

¿Papel de Turquía?

Turquía no se quedará de brazos cruzados ante la pérdida de vidas civiles en Siria, declaró poco antes el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tras la cumbre trilateral con los líderes de Rusia e Irán, Vladimir Putin y Hassan Rohani respectivamente.

“Si el mundo hace la vista gorda ante el asesinato de decenas de miles de personas inocentes para promover los intereses del régimen, no veremos desde la barrera ni participaremos en un juego de este tipo”, dijo Erdogan en una serie de tuits enviados a última hora del viernes.

La publicación de los tuits tuvo lugar luego de que la reunión terminase sin acuerdo, debido a que Turquía presionó por un alto el fuego que fue rechazado por Rusia e Irán, lo que hizo temer una inminente ofensiva en Idleb. Rusia e Irán apoyan al presidente sirio, Bashar al Asad, mientras que Turquía apoya a los rebeldes.

Erdogan dijo que “recurrir a métodos que hacen caso omiso de las vidas de los civiles sólo serviría a los terroristas” y advirtió de “cualquier hecho consumado con el pretexto de luchar contra el terrorismo”.

La ofensiva del Gobierno sirio podría afectar no solamente a los insurgentes, sino también a los alrededor de tres millones de civiles que allí habitan. Muchos Estados europeos, Estados Unidos y las Naciones Unidas habían advertido de forma insistente de una catástrofe humanitaria en caso de un ataque a Idleb.

El Gobierno sirio de Bashar al Asad busca dar un golpe decisivo contra los opositores rebeldes en el último gran bastión que queda en manos de estos, situado en el noroeste del país, tras haber conquistado otros de sus feudos como Ghuta Oriental o Daraa en los últimos meses.