El gobierno de España se prepara este viernes para exhumar los restos del dictador Francisco Franco, los que están en el Valle de los caídos, una basílica emplazada en la comunidad de Madrid y que se convirtió en un centro de homenajes del fallecido exgobernante.

El presidente Pedro Sánchez prepara una modificación a la Ley de Memoria Histórica, a la cual le agregarán un par de artículos que permita el traslado de los restos y que la única forma de evitar la medida sea a través de una solicitud por un partido presente en el Congreso español.

Según informa diario El País de España, el gobierno español ya no cuenta con el obstáculo de la Iglesia Católica, que históricamente se opuso a que intervinieran la basílica al considerarlo un lugar de culto o del Partido Popular (PP), quienes sólo se abstendrían en la votación en el parlamento.

El gobierno de Sánchez busca evitar que familiares de Franco u organizaciones afines al dictador presenten recursos que paralicen la exhumación del cadáver, pues consideran que sería un golpe mediático muy duro para la imagen que quiere transmitir el ejecutivo.

Erigido en un paraje montañoso al que solo es posible acceder en automóvil, el Valle de los Caídos recibió 38.269 visitas en julio, por encima de los 23.135 en junio y los 25.532 en julio de 2017, según cifras de Patrimonio Nacional, el organismo público que lo regenta.

Al inaugurar el mausoleo el 1 de abril de 1959, Franco lo presentó como como un lugar de “reconciliación” tras la Guerra Civil (1936-1939), ganada por su bando.

Lo llenó de restos de 27.000 combatientes franquistas pero también de unos 10.000 opositores republicanos, muchos extraídos de fosas comunes y cementerios sin consultar a las familias, por lo que sus críticos lo ven como un símbolo excluyente.