La Unión Europea (UE) demandó este viernes a Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio por sus pesados aranceles sobre el acero y el aluminio, un nuevo paso, tras las medidas de México y Canadá, en la batalla mundial contra el proteccionismo estadounidense.

“Si los actores en el mundo no cumplen con las reglas, el sistema podría colapsar. Por esto, estamos llevando a Estados Unidos (…) ante la OMC”, dijo la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, anunciando otra demanda contra China por socavar la propiedad intelectual de las empresas europeas.

El presidente estadounidense, Donald Trump, decidió el jueves no prolongar la exención temporal otorgada en marzo a la UE, México y Canadá, a los que impuso desde este viernes aranceles del 25% a sus exportaciones de acero a su país y del 10% a las de aluminio.

Y la UE, que se había preparado para la batalla desde entonces, decidió pasar a la ofensiva este viernes llevando el caso ante la OMC, mientras ultima sus contramedidas contra productos emblemáticos estadounidenses, como el bourbon, que podrían entrar en vigor el 20 de junio.

Canadá fue uno de los primeros en replicar esta ofensiva de Estados Unidos contra sus principales aliados comerciales en nombre de su “seguridad nacional” y anunció aranceles por 12.800 millones de dólares a bienes estadounidenses.

Por su lado, México, en plena renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Washington y Ottawa, prometió “medidas equivalentes” contra productos estadounidenses, que “estarán en vigor mientras el gobierno estadounidense no elimine los aranceles impuestos”.

Otros países sí llegaron a acuerdos para evitar esos aranceles. Corea del Sur negoció una cuota para el acero, mientras que Argentina, Australia y Brasil acordaron “limitaciones en el volumen que pueden enviar a Estados Unidos”, según Wilbur Ross, secretario de Comercio estadounidense.

Una decisión “ilegal”

El aumento de los aranceles al acero y el aluminio, una decisión considerada “ilegal” por los europeos, como expresó el presidente francés, Emmanuel Macron, a su par estadounidense en una conversación telefWilburónica citada por el Elíseo, supone una nueva afrenta de Washington a la UE.

Las relaciones entre los aliados transatlánticos se tensaron en casi 500 días de mandato de Trump por sus decisiones de retirarse del acuerdo nuclear con Irán, de trasladar la embajada estadounidense a Jerusalén y salir del acuerdo de París sobre clima, así como por sus críticas a organizaciones como la OTAN o la OMC.

No obstante el instituto de análisis Oxford Economics alertó de que “el peligro real para la UE es la ausencia de una respuesta estratégica al programa ‘Estados Unidos Primero"” de Trump, cuando el acero y el aluminio sólo representan el 0,1% de sus exportaciones a Estados Unidos.

La UE siempre ha reiterado que su respuesta sería proporcionada y acorde con las reglas de la OMC. “Nosotros defendemos un sistema multilateral para un comercio mundial basado en reglas”, dijo Malmström, para quien “Estados Unidos juega a un juego peligroso”.

La ofensiva estadounidense pone a prueba la capacidad de los 28 países de la UE de hablar con una sola voz y, sobre todo, el motor franco-alemán del bloque: la primera y segunda economía de la Eurozona abogaron por estrategias diferentes en las últimas semanas.

A ello se suma la situación en la tercera y cuarta economías de la Eurozona.

En Italia, un gobierno formado por dos fuerzas euroescépticas asumió el poder este viernes, mientras que en España, el socialista Pedro Sánchez se convirtió en el nuevo jefe del gobierno tras derrotar en una moción de censura al conservador Mariano Rajoy.

Temores sobre ruedas

Frente a una Francia más partidaria de una línea dura, Alemania, una potencia exportadora y con una importante industria automotriz, abogó en las últimas semanas por evitar la escalada mediante un acuerdo con Washington, un llamado al que Trump respondió con nuevas amenazas de aranceles a los automóviles.

Estados Unidos declararía realmente una guerra comercial si confirma su amenaza de gravar las importaciones de vehículos, alcanzando “el corazón del reactor de los intercambios internacionales”, consideró Sébastien Jean, experto de economía mundial del Centre d’Etudes Prospectives et d’Informations (CEPII).

“Es de temer que este sea el comienzo de una evolución negativa de las medidas y contramedidas, al final de la cual no hay ganadores”, alertó este viernes el fabricante alemán Volkswagen.

El impacto económico de los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio es relativamente limitado, pero el mayor riesgo es una escalada, con represalias y contrarrepresalias que podrían afectar gravemente el orden comercial mundial.

Falta por ver cómo evoluciona el otro frente comercial abierto por Trump con China, blanco de críticas por su sobrecapacidad en el sector siderúrgico mundial. Wilbur Ross debe reunirse a partir del sábado y durante tres días con responsables chinos.