Días movidos son los que enfrenta la ciudad de Barcelona y sus más de 900 municipios habitados por 7,5 millones de personas. Y no por los atentados del Estado Islámico ni por la alerta nivel 4 de amenaza terrorista que actualmente tienen, sino por la decisión de las autoridades locales de iniciar “por la vía democrática” -como recalcan ellos- la independencia del reino y del Estado español, al cual fueron anexados en 1714 tras la guerra de sucesión que se vivió en la península ibérica.

Emancipación que desde hace 300 años es demandada por los habitantes de la comarca, pero que desde el 2010, cuando el Tribunal Constitucional español modificó las leyes que buscaban generar un nuevo trato entre catalanes y el Gobierno en Madrid, la decisión pasó a transformarse en un imperativo.

Para los catalanes, los movimientos autonómicos en Barcelona comenzaron a ocupar cargos de poder trascendentes. Incluso la izquierda, el centro y la derecha política catalana, pasaron a cambiar su posición para sumarse a la idea de constituir una nueva república fuera de España.

Quien tomó un rol protagónico en ello fue el periodista y licenciado en filología catalana, Carles Puigdemont Casamajó, militante del Partido Demócrata Catalán de 54 años, el cual asumió en medio de una crisis política la presidencia del Gobierno de Cataluña, conocido en idioma local como la Generalitat.

Puigdemont junto Parlamento de Cataluña, dirigido por su correligionaria independentista Carme Forcadell, dieron un golpe de gracia al Gobierno que representa Mariano Rajoy, al aprobar leyes que abrieron el camino al “sueño catalán”, bajo el concepto que los habitantes decidan vía referéndum si materializan la independencia. Este paso les ha costado a las principales autoridades locales una querella criminal de parte del Gobierno y la persecución policial a las urnas y papeletas.

Puigdemont

Hasta el Palacio de la Generalitat o del Gobierno Catalán, construido en 1410, de corte medieval y que se sitúa frente a la Plaza San Jaime en pleno centro histórico de la ciudad de Barcelona, el presidente Carles Puigdemont recibió a Biobiochile.cl, para explicar el proceso que está liderando y que asegura representa a miles de ciudadanos “aburridos del trato que tiene el Gobierno español con ellos”.

Está apurado, por lo cual Puigdemont pide disculpas por el retraso respecto a la hora pactada para el encuentro, pero explica que ha tenido muchas cosas en agenda con los preparativos del referéndum que organiza su administración local, el cual se materializará sí o sí el próximo 1 de octubre (1/O), más allá de lo que pretenda Mariano Rajoy, confirmó.

La autoridad lleva un año en el cargo y antes fue diputado del parlamento en representación de Gerona, al cual llegó tras su rol como reportero y luego director de un medio de comunicación. De entrada comenta sobre el rol que le gustaría que tuvieran países como Chile u otros en América Latina respecto al proceso que están viviendo.

Por esto, espera que “esperamos que todo el mundo respete el resultado de las urnas. Las decisiones democráticas hay que respetarlas”. Asimismo, adelanta que “obviamente nada será fácil”.

Puigdemont sostuvo que tienen un interés muy especial por países de Latinoamérica “por razones históricas, culturales, económicas”, ya que hay intereses españoles, pero también catalanes, por lo cual comprometió desde ya “certeza jurídica” de triunfar el sí a la independencia de Cataluña.

En la instancia, también llama a los catalanes por el mundo a sentirse orgullosos de su cultura, la misma que durante la dictadura de Franco estuvo prohibida producto del interés por castellanizarlos, sacando su lengua (catalán) de las salas de clases.

“Nos maltratan”

La demanda independentista no había sido mayoritaria entre los catalanes hasta el 2010. La tradicional marcha del 11 de septiembre o diada, fecha en que se recuerda el ingreso de las tropas españolas a Barcelona y posterior anexo al reino, era una fecha de reflexión o para otros de celebración, al menos hasta ese año.

Sin embargo, las malas políticas entre el Congreso con asiento en Madrid y los sucesivos Gobiernos españoles con el parlamento catalán, hicieron que año a año comenzara a crecer el nacionalismo y el independentismo entre los catalanes.

Tanto que desde hace décadas hablan en Barcelona de “emigrar” cuando alguien se va a Madrid, mientras otros hablan de “España”, para referirse a noticias o acontecimientos que pasan fuera de Cataluña.

¿La razón? Sus habitantes aseguran que por décadas, especialmente durante el franquismo, se les trató mal abiertamente, despojándolos de los beneficios que otras ciudades autónomas de España sí tienen.

El periodista aseguró que en la actualidad Cataluña recauda 80 mil millones de euros, de los cuales un 30% finalmente regresa porque el resto se queda en la Hacienda pública. Por esto, indica que “es inaceptable que ahora se diga que Cataluña tiene una deuda de 10 mil millones de euros, en consideración que somos aportantes netos al desarrollo de España y de la Comunidad Europea”.

En esa línea, Puigdemont, el mismo que reitera una y otra vez que nadie sabe lo que pasará el próximo 1 de octubre con el referéndum independentista, se muestra confiado en que la comunidad Europea, una vez que se conozca el resultado, se abrirá a que se integre como Estado miembro de ese organismo.

Detractores

A diario, en las calles de Barcelona se escuchan muchas teorías que buscan explicar la sed independentista, la cual provocó que el lunes 11 de septiembre salga más de 1 millón de personas a la calle de forma pacífica.

La principal que entregan, es que los jóvenes catalanes que no vivieron la dictadura de Franco, han sido el motor más importante para el inicio de una nueva etapa en el independentismo, que saltó en menos de 5 años de un 12% al 52%, según registro de las últimas elecciones que ganaron los independentistas con una amplia mayoría.

De hecho, los partidos tradicionales españoles han sufrido los costos políticos, lo cual se ha reflejado en una merma considerable en las votaciones. A ellos los responsabilizan por el maltrato que desde hace 40 años vienen sufriendo, al frenarles las legislaciones locales vía Tribunal Constitucional o directamente en el Congreso Nacional, comenta.

Sin embargo, en Madrid y otras zonas ibéricas, aseguran que las movilizaciones de los catalanes o polacos, como les llaman, forman parte de su personalidad “peleadora”.

Otro antecedente entregado, es que históricamente la región catalana ha sido una zona altamente productiva, “los ricos de España”, por lo que en momentos en que la economía ha disminuido su pulso, el independentismo ganó terreno y centró la reivindicación en algo meramente económico.

Lo cierto es que es un enigma lo que pasará el 1 de octubre. Primero, si habrá elecciones de referéndum y luego si se abrirá Madrid para negociar su independencia definitiva del reino que encabeza Felipe VI.