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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Altos mandos del Pentágono y asesores de seguridad nacional se reunieron en la Casa Blanca para evaluar una posible escalada militar contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Fuentes cercanas revelaron que las fuerzas estadounidenses se preparan para un ataque, aunque no se sabe si Trump autorizará la operación. La Casa Blanca y el Pentágono se negaron a comentar, generando preocupación en legisladores y aliados internacionales. Venezuela también movilizó tropas en respuesta, mientras Colombia suspendió intercambio de inteligencia con EE.UU.

Altos mandos del Pentágono y asesores de seguridad nacional sostuvieron reuniones urgentes en la Casa Blanca para evaluar un ataque militar directo al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, según fuentes cercanas al proceso, consignó el The Washington Post.

Las fuerzas estadounidenses en la región se alistan para posibles órdenes de ataque, aunque se desconoce si el presidente Donald Trump autorizará la operación. El secretario de Defensa Pete Hegseth y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, participaron por segundo día consecutivo en deliberaciones sobre acciones militares en Venezuela.

Personas familiarizadas con el asunto confirmaron al citado medio que las discusiones de alto nivel sobre cómo y cuándo ejecutar un ataque llevan días en desarrollo. El vicepresidente JD Vance, el secretario de Estado Marco Rubio y el subjefe de gabinete Stephen Miller también formaron parte de las críticas reuniones.

Tanto la Casa Blanca como la oficina de prensa del Pentágono se negaron a realizar comentarios sobre los preparativos militares. Un portavoz presidencial declinó referirse a las deliberaciones reportadas por las fuentes anónimas.

Decisiones estratégicas y consecuencias regionales

Un funcionario de la administración explicó que se presentaron “una serie de opciones” al presidente Trump. El mismo funcionario añadió que Trump es “muy bueno para mantener la ambigüedad estratégica, y algo que hace muy bien es no dictar ni transmitir a nuestros adversarios lo que quiere hacer a continuación”.

Un ataque a territorio venezolano representaría un giro radical en la política exterior de Trump, quien había prometido evitar nuevos conflictos internacionales. Además, contradiría las garantías entregadas al Congreso sobre que no existían preparativos activos para una intervención militar.

La medida complicaría la cooperación de Estados Unidos con otros países latinoamericanos y avivaría las sospechas sobre si el objetivo final de Trump es la destitución forzada de Maduro. El presidente venezolano ha sido acusado por Trump de enviar drogas y criminales violentos a Estados Unidos.

“Estados Unidos está muy conectado con lo que está sucediendo en Venezuela, la charla entre la gente de Maduro y los niveles más altos de su régimen”, declaró el funcionario de la administración al Washington Post. “Maduro está muy asustado, y debería estar asustado. El presidente tiene opciones sobre la mesa que son muy malas para Maduro y su régimen ilegítimo. … Consideramos que este régimen ilegítimo y no está sirviendo bien al hemisferio occidental”, añadió.

Preparativos militares de EEUU para eventual ataque en Venezuela

Aunque Estados Unidos mantiene una abrumadora ventaja militar sobre Venezuela, una expansión significativa de sus actividades enfrenta graves riesgos para las tropas estadounidenses. Pilotos de combate del portaaviones USS Gerald R. Ford estudian las defensas aéreas venezolanas, aunque desconocen si recibirán órdenes de ataque.

El Ministerio de Defensa venezolano respondió con una movilización masiva de casi 200.000 efectivos aéreos, terrestres y navales para preparar la defensa del país. La planificación estadounidense también contempla el posible despliegue de la élite Fuerza Delta del ejército.

La unidad de Operaciones Especiales altamente entrenada se prepara para diversas misiones de captura y muerte, utilizada frecuentemente en guerras estadounidenses en Medio Oriente. Dos personas familiarizadas con el asunto confirmaron esta posibilidad dentro de la planificación.

Las señales contradictorias de la administración Trump generan confusión entre legisladores y aliados internacionales. Mientras Trump expresa su deseo de expandirse “a la tierra” en operaciones antinarcóticos, sus asesores aseguraron privadamente al Congreso que no planeaban iniciar una guerra en Venezuela, analizó el Post.

Tensión diplomática y despliegue sin precedentes

Un legislador demócrata reveló que durante sesiones informativas en octubre, oficiales militares negaron planificar operaciones dentro de Venezuela. “Estoy empezando a tener un gran déficit de confianza con el departamento”, afirmó esta persona sobre el Pentágono. “Y estoy empezando a creer que sus motivos no son puros y que no están siendo sinceros y sinceros con el Congreso”.

La justificación legal de las operaciones militares de la administración Trump en América Latina no busca específicamente autorizar un ataque contra Venezuela, según personas que revisaron el documento. La misión militar extendida ya afecta a socios regionales de Washington.

Colombia, colaborador histórico en operaciones antinarcóticos, suspendió su intercambio de inteligencia con Estados Unidos. El presidente Gustavo Petro justificó la decisión como un imperativo de “derechos humanos” ante el eventual ataque a Venezuela.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, confirmó que su gobierno se reunió con funcionarios estadounidenses después de un ataque cerca de Acapulco. El objetivo fue reafirmar acuerdos marítimos existentes y “evitar el uso de bombardeos contra embarcaciones” cerca de territorio mexicano.

Sheinbaum ha dicho anteriormente que “no estamos de acuerdo con estos ataques”. Funcionarios mexicanos declararon que Estados Unidos acordó alertar a México antes de realizar ataques en aguas internacionales cercanas, aunque un funcionario estadounidense negó este acuerdo.

Con la llegada del Gerald R. Ford, aproximadamente 15,000 soldados estadounidenses se despliegan en la región, incluyendo personal en una docena de buques de guerra y refuerzos en instalaciones de Puerto Rico. Hasta el viernes, siete buques de guerra estadounidenses operaban en el Caribe, marcando una presencia militar inédita en la región.