Estados Unidos quiere reanudar “cuanto antes” el diálogo con Rusia sobre desarme nuclear y aún está intentando averiguar por qué el Gobierno ruso decidió postergar unas conversaciones sobre el Tratado START o START III que iba a empezar el mañana martes.
“Nos gustaría volver al calendario acordado lo antes posible. Es importante, no solo para nuestras naciones. Es importante para el resto del mundo”, manifestó este lunes en una rueda de prensa John Kirby, uno de los portavoces de la Casa Blanca.
Según el portavoz, Estados Unidos aún no ha conseguido “una respuesta solida” del Gobierno ruso sobre por qué decidieron postergar las conversaciones que iban a celebrarse entre el 29 de noviembre y el 8 de diciembre en El Cairo.
La embajada estadounidense en Moscú está haciendo las gestiones necesarias para obtener una explicación del Kremlin, detalló Kirby.
El Ministerio ruso anunció este lunes la cancelación de esas conversaciones en El Cairo, pero indicó que la reunión se celebrará “más adelante”, sin especificar una fecha.
La reunión había sido anunciada por el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, después de que el director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, Serguéi Narishkin, y el director de la CIA, William Burns, abordaran en Ankara el creciente riesgo nuclear y las tensiones internacionales derivadas de la intervención militar rusa en Ucrania.
EE.UU. suspendió el diálogo sobre el control de armas tras la intervención bélica de Rusia en Ucrania.
Rusia a su vez informó en agosto a Washington de su decisión de prohibir las inspecciones estadounidenses in situ de su arsenal de armas nucleares, al alegar dificultades para hacer lo propio en EE.UU. debido a las sanciones occidentales relativas a los permisos de sobrevuelo y concesión de visados a funcionarios rusos.
En febrero de 2021, el presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo de EE.UU., Joe Biden, prorrogaron cinco años el último tratado de desarme nuclear vigente entre ambas potencias, que había sido firmado en 2010.
El Nuevo START, que incluye específicamente un sistema de inspección de los arsenales, fue diseñado para reducir en un 30 % el número de cabezas nucleares, hasta 1.550 por país.