Yoshihide Suga, vencedor este lunes de la elección interna del Partido Liberal Demócrata (PLD) y casi seguro sucesor de Shinzo Abe como primer ministro de Japón, está considerado impenetrable pero encarna la experiencia, el pragmatismo y la continuidad política.

Este veterano político de 71 años, hijo de un agricultor, recibió el apoyo de la mayoría de las principales facciones del PLD para estos comicios, que le abren por completo las puertas para imponerse el miércoles en la elección a primer ministro en el parlamento japonés.

Considerado durante mucho tiempo como sucesor potencial de Abe, Suga, seis años mayor que él, siempre negó tener ambiciones pero dio el paso cuando su líder anunció en agosto que dejará el cargo por motivos de salud.

Suga sirvió y asesoró fielmente a Abe durante años. En particular tuvo un papel decisivo en su regreso al poder en 2012, tras el fracaso de su primer mandato como primer ministro en 2006-2007.

Abe lo recompensó nombrándole secretario general del gobierno, un puesto estratégico.

Suga asumió el papel de coordinador de políticas entre los ministerios y las numerosas agencias estatales y se ganó una reputación de buen estratega.

Trabajos ocasionales

Suga abogó entre otros para facilitar el trabajo de los extranjeros en Japón, un país que necesita mano de obra. También promovió un sistema de crédito fiscal para apoyar a las regiones rurales así como la reducción de tarifas de los operadores de telefonía móvil.

Al tiempo que actuaba como portavoz del gobierno, Suga se convirtió en el rostro de la administración de Abe pero sin ser muy locuaz.

Sus orígenes rurales que siempre evoca en sus discursos son una excepción dentro del PLD, dominado por herederos de grandes familias políticas.

Hijo de un agricultor de fresas y de una maestra de la región de Akita (al norte), Suga financió sus estudios en Tokio realizando trabajos ocasionales, en una fábrica de cartón o en un mercado de pescado de la capital, según su web oficial.

Estudió derecho y enseguida se dedicó a la política, primero como asistente parlamentario de un político de Yokohama. A los 28 años fue elegido miembro del consejo municipal de esta ciudad, cercana a Tokio. En 1996 obtuvo un escaño como diputado por Yokohama, que todavía ocupa.

Rigidez

Suga, casado y padre de tres hijos, se mantuvo hasta ahora muy discreto sobre su vida privada y se sabe que le gusta pescar y pasear y que no bebe alcohol.

Su imagen pública, más bien discreta, se reforzó el año pasado cuando dio a conocer el nombre de la nueva era imperial de Japón ante todo el país. Desde entonces se le conoce afectuosamente como “tío Reiwa”.

Pero sigue siendo un hombre de imagen rígida. “El señor Suga puede implementar políticas controlando a los burócratas pero le cuesta ganarse los corazones”, según Makoto Iokibe, un politólogo de la universidad de Hyogo (al oeste).

Los desafíos para al próximo primer ministro son inmensos, desde la gestión del coronavirus hasta la recuperación económica del país, que ha caído en una profunda recesión, pasando por las relaciones diplomáticas a menudo tortuosas de Japón con sus vecinos chinos y surcoreanos.