3 países en una sola historia: Indonesia buscaba a un adolescente perdido en alta mar, Japón fue el último escenario del naufragio y Panamá puso a los héroes.

Aldi Novel Adilang, un joven originario de Sulawesi, se embarcó como era habitual en su modesta barcaza de madera. Era el mes de julio y tenía que cumplir su rol de atraer a los peces, vigilando la trampa flotante 125 kilómetros mar adentro de su isla.

Desde los 16 años se dedicaba a colocar las lámparas que atraen a los peces hacia el “rompong” pero esta vez algo salió muy mal.

Ancló el barco, según él, a una larga cuerda en el lecho marino y se aprestaba a recoger la pesca que entregaría esa semana a sus empleadores.

Sin embargo, el amarre se desató debido a los fuertes vientos que lo empujaron mar adentro, en aguas indonesias. Fue tan rápido, que el joven no pudo reaccionar para volver al punto en el que estaba.

En pocos días había cruzado aguas internacionales, sin ser detectado por radares u otros barcos pesqueros de gran tamaño.

El siguiente video puede dar una idea del camino recorrido involuntariamente por el desesperado joven. La historia ha sido publicada por medios como The Guardian.

Una biblia, pesca del día, agua colada y pensamientos suicidas

Aldi vivió su propia historia de náufrago, solo vista en películas. A medida pasaban los días, supo que debía alimentarse con lo que mejor sabía hacer: la pesca. Puso manos al océano y extrajo peces con los que pudo saciar un poco el hambre.

Pudo cocinarlos porque en su pequeña embarcación de madera, los mismos trozos servían para hacer el fuego.

La sed la calmó el agua de mar. Para quitarle el exceso de sal, usó su ropa como colador, aún así se presume difícil de digerir.

Lloraba constantemente por la desesperación de estar perdido y pensaba lo peor, según se lo dijo en una entrevista al periódico TribunManado. “Pensé que iba a morir por ahí”, en referencia al enorme océano que le rodeaba.

Confesó además que por momentos pensó en lanzarse al mar, pero su espíritu de supervivencia y las enseñanzas bíblicas, fueron clave para mantenerse literalmente a flote. Su biblia lo acompañó en todo momento.

The Guardian
The Guardian

Rescate made in Panamá

Agotado por su terrible travesía. Aldi, vio una tarde como la esperanza se materializaba con un enorme barco que se acercaba a él.

Era una embarcación de bandera panameña que lo ubicó en aguas japonesas, Osaka, para ser exactos. Luego de avistarlo, vino el operativo de rescate.

Se acercaron lo más que pudieron al debilitado joven y extendieron una escalera de madera. Casi sin fuerzas, Aldi se ve en un video tomado por la tripulación del barco, subir con sus últimas fuerzas, después de 49 días en alta mar.

Uno a uno de los escalones y casi quedando sin ropa, el joven logra ascender y es recibido por los ocupantes del barco, quienes, entre el asombro y la felicidad de rescatar una vida en semejantes condiciones, lo sientan en la cubierta, le extienden una manta sobre su fragil cuerpo y le dan agua para hidratarlo.

NBC News
NBC News

Se pusieron en contacto con autoridades consulares de Indonesia en territorio japonés y al cabo de unos días, Aldi fue devuelto a su país y a sus seres queridos en Sulawesi, donde el viento marino lo empujó a aguas de otro país, pero la suerte lo devolvió con la ayuda de ciudadanos de otro territorio, hasta su hogar.

Free Republic
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