La Primera Sala del Supremo de Brasil sentenció este jueves al expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, a 27 años y 3 meses de cárcel por intentar un golpe de Estado, luego de perder las elecciones de 2022 frente al actual mandatario, el progresista Luiz Inácio Lula da Silva.
En un principio el tribunal tenía previsto dictar las penas en una sesión reservada para este viernes. Sin embargo, la Primera Sala decidió pasar inmediatamente a la fase de sentencia.
Solo un par de horas antes el Supremo declaró la culpabilidad de Bolsonaro y otros siete acusados, entre ellos exministros y antiguos jefes militares.
Jair Bolsonaro, “jefe” de una “organización criminal” golpista
En el caso de Bolsonaro, el juez relator consideró el agravante de que la acusación lo ha considerado “líder” de una “organización criminal” que conspiró para intentar impedir que el actual mandatario le sucediera en el poder tras ganar las elecciones de octubre de 2022.
El otrora jefe de Estado y los otros siete reos fueron declarados culpables de delitos contra la democracia, como intento de abolición del Estado democrático de derecho, golpe de Estado, organización criminal, deterioro del patrimonio protegido y daño calificado.
Además de Bolsonaro, entre los -ahora- condenados se encuentran: Alexandre Ramagem, exdirector de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN); Almir Garnier, excomandante de la Marina; Anderson Torres, exministro de Justicia y exsecretario de Seguridad del Distrito Federal; Augusto Heleno, exministro de la Oficina de Seguridad Institucional; Mauro Cid, exasesor presidencial y denunciante del intento de golpe de Estado; Paulo Sérgio Nogueira, exministro de Defensa; y Walter Souza Braga Netto, exjefe del Estado Mayor.
Según la acusación formulada por la Fiscalía General y aceptada por cuatro de los cinco jueces, la conspiración comenzó en junio de 2021, poco más de un año antes de las elecciones y cuando Lula comenzaba a despuntar en las encuestas.
La trama fue desarrollada en diversas fases y comenzó con una dura campaña de descrédito contra las instituciones y el sistema electoral del país dirigida por el propio Bolsonaro, de acuerdo a la acusación.
La conspiración pasó de las palabras a los hechos después de que Lula ganó las elecciones de octubre de 2022, con intensas protestas, atentados frustrados por la Policía y campamentos en las puertas de los cuarteles en los que miles de bolsonaristas exigían al Ejército que impidiera la investidura de Lula.
El líder progresista asumió el poder finalmente el 1 de enero de 2023 y, una semana después, miles de activistas de ultraderecha salieron de uno de esos campamentos en Brasilia para asaltar con violencia las sedes de la Presidencia, el Parlamento y la propia Corte Suprema.
De acuerdo a la Fiscalía, esa acción fue el corolario de una trama golpista que ha llevado a las condenas y que, según la acusación, fue “liderada” y dirigida personalmente por Bolsonaro, con el objetivo de “perpetuarse en el poder” e instalar “una dictadura” en Brasil.