Los gobiernos de Brasil y Argentina anunciarían la semana que viene los preparativos para lanzar un proyecto de moneda común que podría convertir a ambos países, las dos principales economías sudamericanas, en el segundo bloque monetario más grande del mundo.

Argentina y Brasil prevén avanzar en las discusiones sobre una moneda suramericana común en la visita del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, a Buenos Aires, según ratificó este domingo el Gobierno argentino, aunque funcionarios y analistas no prevén que se implemente en el corto plazo.

“Decidimos avanzar en las discusiones sobre una moneda suramericana común que pueda usarse tanto para los flujos financieros como comerciales, reduciendo los costos operativos y reduciendo nuestra vulnerabilidad externa”, indica un comunicado del Gobierno de Alberto Fernández, con motivo de la visita de Lula da Silva.

“Tenemos la intención de superar las barreras a nuestros intercambios, simplificar y modernizar las reglas y fomentar el uso de las monedas locales”, agrega como uno de los acuerdos para relanzar la alianza estratégica entre ambos países.

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El plan -que se debatirá en la visita de Lula, quien llegó este domingo a Argentina y se reunirá el lunes con su par para suscribir una serie de acuerdos en diferentes temáticas- incluye la posibilidad de que la moneda común se extienda a otros países, según fuentes oficiales.

“Habrá… una decisión de comenzar a estudiar los parámetros necesarios para una moneda común, que incluye desde cuestiones fiscales hasta el tamaño de la economía y el papel de los bancos centrales”, dijo el ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, al diario Financial Times, según publicó este domingo.

Según agregó el ministro, “sería un estudio de mecanismos de integración comercial”, aunque señaló que no quería “crear falsas expectativas” porque “es el primer paso de un largo camino que América Latina debe recorrer”.

¿Pronto anuncio?

“Anunciaremos la decisión de comenzar a estudiar los parámetros necesarios para una moneda común, que incluye todo, desde cuestiones fiscales hasta el tamaño de la economía y el papel de los bancos centrales”, anunció por su parte el ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, al Financial Times.

“No quiero crear falsas expectativas: es el primer paso de un largo camino que debe recorrer América Latina”, añadió el ministro, quien aseguró que Argentina y Brasil invitarán a otros países de la región a unirse a este proyecto, antes de recordar que Europa tardó 35 años en crear el euro.

Brasil y Argentina llevan años discutiendo una moneda común, pero las conversaciones nunca han terminado de fructficar debido a la oposición del Banco Central de Brasil. Bajo el gobierno de la izquierda en ambos países, entienden los expertos, en relación a Lula y al presidente argentino, Alberto Fernández, existe un mayor respaldo político al proyecto.

Largo plazo

“Nada de eso que dice son medidas de corto plazo”, afirmó a EFE el director de la consultora Abeceb y ministro de Producción durante la gestión de Mauricio Macri (2015-2019), Dante Sica.

Sica recordó que durante ese mandato se había avanzado en una carta de intención entre ambos países para empezar a estudiar la posibilidad de tener una moneda común mediante un programa con el Banco Interamericano de Desarrollo, y que fue el banco central brasileño el que frenó la iniciativa.

Según dijo Sica, “la resistencia del banco central de Brasil es fuerte” porque Argentina tiene una inflación de 94,8 % en 2022 y los privados proyectan un 98,4 % en 2023, según las expectativas relevadas por el Banco Central argentino, y “no tiene un programa consistente para bajar la inflación de largo plazo”.

“La moneda en conjunto se construye con un gran nivel de confianza, políticas macroeconómicas establecidas y rangos de inflación similares”, agregó Sica, ya que en Brasil se proyecta una inflación de 4,8 % en 2023.

Alternativas

Como camino intermedio, Sica indicó que podría habilitarse un “swap” de monedas, que ambas Administraciones vienen negociando desde el año pasado. De esta manera, en vez de hacer un balance diario para ver qué país pone los dólares para liquidar las exportaciones, se haría cada seis meses.

“Eso es financiamiento, no es moneda única”, aclaró Sica, por lo que ambos países deben acordar una tasa de interés.

En el mismo sentido, el director general de DNI Consultores, Marcelo Elizondo, explicó a EFE que el equipo de Massa habla de un proyecto de moneda común para los intercambios comerciales entre las empresas de los dos países.

“Es una moneda a la que cotizaría el peso y el real y que serviría para pagar las transacciones de las empresas de los dos países para no depender del dólar”, explicó Elizondo, al indicar que esa nueva moneda sería como un “nomenclador con conversión a monedas nacionales”.

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Igualmente, Elizondo explicó que “requiere la coordinación de los dos países y de los dos bancos centrales”, al señalar que el brasileño es autónomo pero el argentino es dependiente del Poder Ejecutivo.

Además, las transacciones entre particulares de los dos países requerirían “de una ágil respuesta” de los dos bancos centrales para cubrir lo que antes se hacía vía dólar, lo que implica “ceder” en la política de restricciones a las importaciones y a la entrega de divisas para pagar las compras externas que aplica Argentina por la falta de reservas internacionales.

Brasil es el principal socio comercial de Argentina, la cual cerró con un déficit de 2.250 millones de dólares la relación comercial con el país vecino en 2022, aunque menor al promedio de 3.500 millones de dólares registrado entre 2004 y 2018, según Abeceb.

El retorno de Lula da Silva al poder -luego de que el expresidente brasileño Jair Bolsonaro (2019-2022) tuviera mala relación con el Gobierno de Fernández- ha incrementado las expectativas de profundizar la relación bilateral entre Argentina y Brasil, pero los economistas resaltan el poder de las instituciones brasileñas.