A marchas forzadas y en tiempo récord (menos de tres años desde que iniciaron las obras), Andrés Manuel López Obrador inauguró este 21 de marzo el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Un proyecto suyo, más sobrio que los anteriores proyectos de aeropuerto para la Ciudad de México, pero que ve la luz en medio de una gran controversia sobre su lejanía y su ineficacia.
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, más conocido como AIFA, abre sus puertas coincidiendo con la fiesta nacional por el aniversario de Benito Juárez, uno de los referentes históricos del presidente mexicano.
Andrés Manuel López Obrador, o AMLO, organizó con éxito un referéndum al inicio de su mandato para abandonar el proyecto en curso de construcción de un aeropuerto mucho mayor, que llevaba ya un tercio completado.
“Desconcierto en la población”
Sin embargo, el AIFA no está exento de controversia, señala el politólogo de la UNAM Marco Arellano: “Fundamentalmente, es un aeropuerto hecho en una zona en donde todas las disposiciones de aeronáutica han mencionado que es una zona complicada porque está cerca de un cerro, por decirlo así, y eso limita el tráfico aéreo.
Dos, redujo las expectativas de México para recibir muchos vuelos internacionales de distintas partes de Europa y de Asia, y terminó siendo un aeropuerto que no va a ayudar al aeropuerto internacional de la Ciudad de México a eliminar su tráfico”.
Pero además, “es un aeropuerto que hacen los militares. Es una decisión presidencial un tanto absurda, está basada en que, como son inversiones de alto nivel económico, la concesión a un particular generalmente genera amiguismo, corrupción, y la apuesta de dárselo a los militares era una apuesta basada en que son incorruptibles.
“Lo cual obviamente no es cierto y esto generó un desconcierto en la población porque se ha venido paulatinamente concediendo una gran influencia a los militares en grandes zonas, como las aduanas, la policía, y esto es otro eslabón de militarizar el país desde una perspectiva populista”, añade.
“Elefante blanco”
El AIFA ha entrado en operaciones con pocos vuelos programados y con el descontento de aquellos que van a tener que usarlo, porque se encuentra a 50 kilómetros al norte de Ciudad de México, y las carreteras están todavía por ampliar.
“No se ha acabado el plano de infraestructura vial para llegar al aeropuerto: no hay vías de acceso en autobús, en tren, lo cual complica mucho su acceso. Es un aeropuerto donde sólo van a volar líneas nacionales. Es un verdadero drama y un capricho del presidente. Prácticamente es un supermercado hecho aeropuerto, la infraestructura es mínima”, denuncia Arellano.
“Es un aeropuerto que no tiene la infraestructura adecuada. Las concesiones para poder meter comercios, restaurantes, hoteles, todo lo que un aeropuerto de primer nivel requiere, no se han podido dar porque nadie quiere invertir en un aeropuerto que va a terminar siendo un elefante blanco en unos cuatro o cinco años después de terminado el sexenio de López Obrador”, concluye el politólogo.
Por su parte el gobierno de López Obrador señala el bajo coste de construcción del AIFA, en torno a seis mil millones de dólares, como una de sus grandes ventajas. Pero si se le suma el costo de haber abandonado el anterior proyecto, la factura se eleva a más de 21 mil millones de dólares, según los expertos.