Cuarentenas cambiantes y mal explicadas, fallos judiciales contradictorios, previsiones erróneas en la vacunación: en Brasil, epicentro mundial de la pandemia, el combate al coronavirus se realiza en la mayor de las confusiones.

El lunes por la mañana, Márcia Matos vestía a su hijo para llevarlo a su escuela cuando supo por una amiga que finalmente no había clases presenciales.

El domingo, un juez del Tribunal de Justicia de Rio de Janeiro suspendió la decisión del alcalde, Eduardo Paes, de autorizar el retorno a la escuela a partir del lunes.

“Es todo un lío. La escuela nos avisó después de la hora de entrada. Mi hijo estaba muy contento de volver a ver a sus amigos”, contó la empleada.

El martes, un juez de segunda instancia aceptó un recurso de la alcaldía y ordenó la vuelta a las aulas presenciales.

Paes ordenó el cierre de bares y restaurantes, pero el gobernador, Claudio Castro, permitió su apertura.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, critica las medidas de aislamiento social, debido a su impacto económico negativo.

“Sin coordinación nacional, con normas que emanen del Ministerio de Salud (…), existe un vacio técnico-jurídico monumental”, dijo el infectólogo José David Urbáez.

“En Brasil, por ejemplo, no hay definición de lo que son las actividades esenciales. Así que existen entendimientos que dependen de la correlación de fuerzas político-económicas para mantener abiertas tales o cuales actividades, creando este caos”, agregó.

Cultos presenciales

En abril de 2020, el Supremo Tribunal Federal (STF) determinó que estados y municipios tenían derecho a imponer sus propias medidas restrictivas.

El mandatario de ultraderecha alegó que la lucha contra el coronavirus, que ya ha dejado más de 330.000 muertos en Brasil, escapó de sus manos.

Bolsonaro cambió ya tres veces de ministro de Salud, en tanto que en el país se estableció un complejo mosaico de cuarentenas.

La guerra de competencias llegó al seno del STF.

El pasado sábado uno de sus once jueces, Kassio Nunes Marques, denegó a estados y municipios la autoridad para prohibir cultos religiosos presenciales.

La decisión debilitó medidas de cuarentenas parciales en la semana más letal de la pandemia.

Para rizar más el rizo, otro juez del STF, Gilmar Mendes, rechazó el lunes un pedido de un partido de centroderecha (el PSD) para autorizar los cultos en el estado de Sao Paulo. Y envió el caso al Plenario de la alta corte, que lo juzgará el miércoles.

“La judicialización es una de las consecuencias de esa falta de respuesta unificada, pues no hay definiciones transparentes y robustas”, explicó Urbáez.

Vacunas

Las batallas judiciales mantuvieron en vilo los partidos de la semana próxima Santos-San Lorenzo (ARG) por la Copa Libertadores y la final de la Recopa Sudamericana Palmeiras-Defensa y Justicia (ARG).

Como los dos equipos brasileños son paulistas y el estado prohibió eventos deportivos, la Conmebol agendó los partidos en Brasilia. Una jueza ordenó inicialmente al gobierno local retomar las medidas restrictivas contra la pandemia, pero otro fallo finalmente los autorizó.

La confusión afecta igualmente la campaña de vacunación, cuestionada durante meses por Bolsonaro, que llegó a decir que las personas podrían transformarse en “un caimán” después del pinchazo.

La imprevisión obligó a varias ciudades a suspender las aplicaciones por falta de dosis.

La semana pasada, el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, redujo a casi la mitad las dosis que llegarán al país en abril (de 47 a 25,5 millones), aunque mantiene su compromiso de vacunar a un millón de personas por día.