¿Quién dirige Haití? La respuesta a esta pregunta es muy política desde el domingo. Varios partidos de la oposición han designado en la noche del domingo al lunes un presidente provisional de transición porque para ellos el mandato de Jovenel Moïse ha terminado.

Este último sostiene que no tendrá que dejar el poder hasta el 7 de febrero de 2022. El dilema es que ninguna institución nacional tiene autoridad legal para pronunciarse sobre este conflicto.

Lo que divide a la oposición política, por un lado, y a Jovenel Moïse y sus partidarios, por otro, es la interpretación del último calendario electoral con respecto a la Constitución.

La Constitución, que Haití adoptó tras la caída de la dictadura de Duvalier, es mencionada constantemente por los políticos haitianos, pero la vulneran sin cesar desde su adopción en 1987.

Por ejemplo, el Consejo Constitucional, que hoy podría pronunciarse sobre la duración del mandato de Jovenel Moïse, sólo existe sobre el papel.

Otra solución que podría haber sacado al país de la crisis: el Senado tiene capacidad para constituirse en Tribunal Superior de Justicia, pero como no se han celebrado elecciones desde que Jovenel Moïse llegó al poder, hoy sólo hay un tercio de los senadores en activo.

En Haití no existe un equivalente del Tribunal Supremo como en otros países: esta extrema debilidad estructural del Estado haitiano hace que la crisis corra el riesgo de empantanarse.