Una masiva protesta protagonizan la noche de este miércoles miles de salvadoreños, quienes a través de cacerolazos y las bocinas de sus vehículos, hacen sentir su descontento con las políticas del presidente Nayib Bukele.

La manifestaciones fueron convocadas espontáneamente a través de redes sociales, donde los usuarios también han compartido videos mostrando la adhesión que esta ha tenido en distintos barrios, sobre todo de la capital, San Salvador.

“Aquí la gente lleva casi 10 minutos pitando”, informó a través de su cuenta de Twitter el periodista del medio de investigación El Faro, Carlos Martínez, quien más temprano había compartido un video de la jornada de ayer en la Comunidad Las Palmas.

Vecinos denunciaron que en algunas zonas unidades policiales fueron enviadas a detener las manifestaciones, pese a que los ciudadanos se encontraban al interior de sus casas. “No somos Venezuela”, fue la respuesta al sentir vulnerada su libertad de expresión.

Bukele, inicialmente aplaudido por tomar tempranas medidas para frenar la expansión del coronavirus en el país, como el cierre de fronteras o el establecimiento de centros de cuarentena, fue perdiendo apoyo popular según imponía restricciones cada vez más duras a la ciudadanía.

Una de las más resistidas fue la decisión de suspender durante 15 días, desde el 7 al 21 de mayo, el transporte público en territorio nacional, impidiendo a las personas llegar a sus lugares de trabajo o trasladarse para conseguir alimentos y atención de salud.

La situación motivó que algunas personas caminaran durante horas para poder trabajar, en un país donde más del 56% de la población se desempeña en el sector informal según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sin seguridad social, dependiendo de sus ingresos del día para su subsistencia.

Otra medida resentida por la ciudadanía es el decreto que impide a las personas salir de sus casas salvo dos veces a la semana, establecidos según el número de terminación de su DUI (cédula de identidad), bajo pena de ser detenidos y llevados a un centro de confinamiento forzado.

Organismos internacionales de derechos humanos como Human Rights Watch (HRW) han criticado abiertamente la dureza de las medidas impuestas por Bukele, calificándolas como contrarias a un estado democrático.