Unidades de policías de tres ciudades de Bolivia se amotinaron este viernes contra el presidente Evo Morales, mientras la oposición exige en las calles su renuncia tras su cuestionada reelección.

La primera en rebelarse fue la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP) de la ciudad central de Cochabamba y poco después se amotinaron los comandos de la policía de Sucre (sur, la capital de Bolivia) y de Santa Cruz, rica región del oriente del país y bastión opositor.

“Estamos amotinados”, dijo escuetamente a una televisora local -y con el rostro cubierto- un policía de la UTOP de Cochabamba, unidad encargada de reprimir manifestaciones.

“La policía de Chuquisaca (Sucre) se está uniendo en apoyo a los camaradas que se han amotinando en Cochabamba”, declaró a su vez otro agente de la capital boliviana que también tenía el rostro cubierto.

El gobierno no ha comentado los motines hasta ahora.

El líder regional Luis Fernando Camacho, erigido como el rostro más visible y radical de la oposición boliviana, había pedido el sábado pasado a militares y policías que se unieran a la oposición en esta crisis desatada tras la polémica reelección de Morales en los comicios del 20 de octubre.

Camacho estaba en un mitin en la zona sur de La Paz este viernes en la tarde cuando se difundió la noticia del motín en Cochabamba. La multitud lanzó una ovación y comenzó a corear: “¡Policía amigo, el pueblo está contigo!”.

Varias organizaciones y colectivos sociales se han unido a Camacho conformando un frente amplio contra Morales, algo que los partidos opositores no lograron hacer de cara a las elecciones, a las que llegaron con ocho candidatos a la presidencia.

En la tercera semana de protestas contra la polémica reelección en primera vuelta de Morales, que han dejado tres muertos y unos 200 heridos, La Paz permanece con el transporte público restringido por bloqueos viales, oficinas estatales asediadas por opositores y el comercio a media máquina.

Camacho, líder del poderoso Comité Cívico Pro Santa Cruz (derecha), dijo que le llevará personalmente una carta de dimisión el lunes a Morales, quien seguramente no la firmará. Pretende ir acompañado de otros dirigentes políticos y sociales. El mandatario izquierdista indígena, de 60 años y en el poder desde 2006, ha descartado renunciar, como exige la oposición.

Morales ha hecho oídos sordos a los reclamos que lo acusan de “fraude” electoral y de buscar ganar tiempo para perpetuarse en el poder tras aceptar una auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) a los comicios.

La oposición exige su dimisión, la anulación de los comicios y nuevas elecciones sin él como candidato, mientras que el presidente afirma que los comicios fueron limpios y exige respetar sus resultados.

El expresidente y candidato opositor Carlos Mesa exigió que el Congreso designe un nuevo órgano electoral que convoque a nuevos comicios, tras un informe de la consultora panameña Ethical Hacking que describió el sufragio como “viciado de nulidad”.

La consultora fue contratada por el propio órgano electoral y su informe divulgado por medios locales.