Las sanciones de Estados Unidos contra la petrolera nacional venezolana PDVSA podrían disparar los precios del crudo de aquellos mercados que dependen del petróleo pesado que exporta Caracas.
Para justificar sus sanciones, Washington, que apoya al autoproclamado presidente interino Juan Guaidó, afirmó que quería evitar “el desvío de recursos” del régimen de Nicolás Maduro.
Aunque la producción de petróleo ha caído en los últimos años, hay una parte importante de la industria petrolera mundial que necesita el petróleo pesado venezolano para mezclarlo con petróleos más ligeros y producir así gasolina y otros productos refinados.
“Seguimos el desarrollo político (…) que puede tener un efecto en el equilibro del mercado” petrolero, dijo el lunes desde Riad el ministro de Energía saudita, Jaled Al Faleh.
A diferencia de las sanciones contra Irán, Estados Unidos no ‘prohibió’ por el momento a otros países hacer negocios con Venezuela, que cuenta con las mayores reservas de petróleo del mundo.
Pero el gobierno venezolano, cuyo presupuesto depende casi por completo del crudo, podría tener dificultades para vender su petróleo pesado. “No es imposible que los países europeos se unan a las sanciones”, apunta Olivier Jakob, un analista de Petromatrix.
Venezuela podría apelar en ese caso a China e India, según los analistas de ING. Los dos gigantes asiáticos le compraron en 2018 una media de 300.000 barriles al día (bd) cada uno, frente a los 500.000 bd de Estados Unidos.
“Pero para China las exportaciones sirven sobre todo para pagar la deuda de Caracas, por lo que esto no generaría liquidez para PDVSA”, afirman los expertos de ING.
Refinerías en Texas
Las refinerías estadounidense del golfo de México también tienen mucho que perder, porque están especializadas en mezclar petróleo pesado con el crudo más ligero que produce Estados Unidos.
“Canadá podría aprovechar la situación” gracias a sus arenas petroleras, apuntan los analistas de Commerzbank, a pesar de que al país le faltan oleoductos, y que en diciembre tuvo que limitar su producción por falta de compradores.
A pesar del desequilibrio del mercado, el ministro saudita anunció que su país, el primer exportador mundial de petróleo, seguirá limitando la producción en febrero.
“Estados Unidos recibirá mucho menos crudo saudita, justo cuando las importaciones de Venezuela caerán”, augura Jakob.
Por el momento los precios del petróleo Brent en Europa y WTI en Estados Unidos no reaccionaron a la crisis en Venezuela, en parte porque se trata de petróleos más ligeros que los que produce el país sudamericano.
“La menor oferta ya está disparando los precios de los petróleos más pesados”, indican los analistas de Commerzbank.
Es el caso del petróleo Mars, cuyo precio se ha disparado en lo que va de año. Este crudo se extrae en alta mar y se parece al petróleo venezolano.
La diferencia entre el barril de WTI y el de Mars, más caro, alcanzó 7,50 dólares el pasado jueves, su mayo nivel en cinco años.
La escasez de petróleo pesado también podría afectar a la oferta de otros productos petroleros, según los analistas de Commerzbank.
Sin embargo, a más largo plazo, y si las sanciones estadounidenses terminan con la partida de Maduro, un nuevo gobierno podría beneficiar a la industria petrolera, que en los últimos años ha sufrido mucho del derrumbe de la economía venezolana.
“Reparar las infraestructuras, atraer a los expertos y aumentar la producción no se hará de un día para otro”, dice Tamas Varga, un analista de PVM.
Respecto a Chile, Venezuela casi no exporta petróleo a nuestro país, aunque sí a otros países como Estados Unidos, Brasil o Ecuador.