Este jueves concluyeron las obras de la construcción de la “Casa Grande del Pueblo”, el nuevo palacio de Gobierno que tendrá Bolivia y cuya edificación fue encargada por el presidente Evo Morales.

El edificio cuenta con 29 pisos con diseños tiwanakotas, tiene una sala de masajes, un jacuzzi, un gimnasio, un helipuerto y un mirador en el último piso, al que podrá acudir el público general, para observar la ciudad de La Paz.

La estructura es visible desde todos lados de la ciudad y tiene dos pisos están reservados para el uso exclusivo del jefe de Estado. En la planta 23 está el área de trabajo del mandatario con un despacho, más dos oficinas y tres salas de reuniones, llamadas Illimani, Lago Titicaca y Salar de Uyuni, en honor a tres destinos naturales del país.

Internamente, según ha trascendido en la prensa, contará con muchas comodidades: oficinas para la vicepresidencia y algunos ministerios, salas de reuniones y varios auditorios con capacidad de más de mil personas para conferencias y presentaciones.

“No es un lujo, es para servir mejor al pueblo
. El actual palacio me parecía una ratonera”, dijo Morales en 2014, cuando inauguró al construcción de la “Casa del Pueblo”, cuyo costo superaría largamente los 30 millones de dólares, lo que ha despertado las críticas desde la oposición.

El representante de la empresa a cargo de la construcción, José Lara, expresó al diario El Deber de Bolivia, que la obra estaba lista para ser entregada y que se había revisada el funcionamiento del servicio sanitario y la electricidad.

“No resta nada, la obra está concluida al cien por ciento, no falta ni un solo tornillo (…) Se han hecho los trabajos dentro de todos los plazos previstos”, señaló a diarios bolivianos.

La obra ha sido defendida por dirigentes del partido oficialista, el MAS (Movimiento al Socialismo), señalando que refleja los avances logrados durante la administración Morales y que será un símbolo del proceso de cambio.

“Sabemos que el presidente trabaja casi las 24 horas, no tiene tiempo, por lo menos ahora tendrá unos minutos para descansar, para relajarse. Ojalá que de esa manera el presidente tenga mayor comodidad y así pueda prestar un mejor servicio a la población”, afirmó García.

El simbolismo es evidente: “Dejaremos una infraestructura sólida, un legado para los hijos de nuestros hijos, una infraestructura solvente, de un país fuerte, sólido, frente a un estado colonial” anterior a Morales, señaló el influyente diputado oficialista Franklin Flores el lunes.

Agence France-Presse
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Críticas y despilfarro

La oposición boliviana ha criticado duramente la construcción de este edificio, al que consideran un lujo innecesario y lo han descrito como el “Palacio de Evo”, mientras algunos han pedido que se transforme en un centro de salud.

“Palacio de Evo es por dentro igual que por fuera: puro despilfarro. Miles de metros cuadrados que serán utilizados por políticos para atender intereses políticos”, señaló el empresario Samuel Doria Medina, principal líder de la oposición boliviana, en su cuenta de Twitter en mayo.

Doria Media ha calificado la construcción de este edificio como un lujo innecesario y una burla a la pobreza en Bolivia, estimada en un 36,4% en abril de 2018 y que al inicio de la gestión de Morales era de un 59,9%, consignó diario La Razón.

“Tal es la primera acción que tomará el gobierno que sustituya al actual: transformar el Palacio en hospital dedicado a las enfermedades graves, como el cáncer, la insuficiencia renal, las enfermedades degenerativas, que junto con las enfermedades cardíacas y pulmonares constituyen las dolencias graves con mayor prevalencia del país“, agregó posteriormente.

Imágenes de la Casa Grande del Pueblo