Diez disidentes de la exguerrilla FARC murieron en un bombardeo en la frontera entre Colombia y Venezuela, informó este miércoles el ejército colombiano.

El operativo, que dejó siete hombres y tres mujeres fallecidos, se llevó a cabo en el municipio de Fortul, departamento de Arauca, indicó la autoridad en un comunicado.

El grupo está al mando de “Burro” y es señalado por las autoridades de atacar al hospital de la región, la infraestructura petrolera y a la fuerza pública.

Según el ejército, esta disidencia de la disuelta guerrilla comunista tenía “nexos” con líderes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), reconocida como la última organización rebelde activa en el país y que negocia la paz con el gobierno.

A través de esta presunta alianza, ambos buscan controlar el narcotráfico en los departamentos de Arauca, Boyacá y Casanare, así como coordinar “actividades extorsivas, tráfico de armas y articulación de planes terroristas”, indicó el boletín.

Sin un mando unificado, los disidentes cuentan con unos 1.200 combatientes y operan en apartados puntos de Colombia donde controlan el narcotráfico o la minería ilegal.

Suscrito en noviembre de 2016, el pacto de paz con el ahora partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) condujo al desarme de unos 7.000 combatientes y ha evitado unas 3.000 muertes al año, según datos oficiales.

Colombia, principal productor de cocaína del mundo, vive un conflicto armado que en medio siglo ha dejado unos ocho millones de víctimas entre desaparecidos, muertos y desplazados.