Carmen Gloria Arroyo fue parte de Juego Textual, donde recordó el caso de Rodrigo Orias, el joven que asesinó a un sacerdote en la Catedral de Santiago en 2004. Ella estuvo a cargo de su defensa.

El nombre de Carmen Gloria Arroyo comenzó a sonar en la prensa en 2004, cuando se dio a conocer que sería la abogada de Rodrigo Orias, un joven que asesinó al sacerdote Faustino Gazziero en la Catedral de Santiago.

La abogada recordó el caso en el capítulo de este martes de Juego Textual de Canal 13. Allí contó que apenas había egresado de la universidad y que se enteró sólo cuando la llamaron de los medios para pedirle sus impresiones.

“Fue insólito, mi primera reacción fue de absoluta incredulidad, creía que había habido un error”, reconoció la abogada.

“Lo más probable era que la notificación me llegara esa tarde, que creo que me llegó al día siguiente. Pero se filtró mi nombre a la prensa antes que yo me enterara”, dijo.

La encrucijada de Carmen Gloria Arroyo por Rodrigo Orias

El 24 de julio de 2004, Orias, de entonces 25 años, llegó a la Catedral de Santiago luego de la tradicional misa sabatina, cerca de las 17.30 horas.

Allí apuñaló al sacerdote en reiteradas ocasiones, además de autoinfligirse heridas. “Por Satán”, repetía.

Carmen Gloria, quien además es católica, se enfrentó a una encrucijada: tomar o rechazar el caso.

“Lo pensé en algún minuto porque dije: ‘¿será justo que yo, con tan poca experiencia, defienda un caso tan difícil y tan importante a nivel nacional?’”, señaló.

Para salir de dudas, decidió conocer a Orias personalmente. “A los pocos minutos que conversé con él me di cuenta de que estaba perturbado mentalmente, y que, por lo tanto, era inimputable”, indicó.

Orias aseguraba que tenía alucinaciones y que escuchaba voces y veía imágenes. “Era una esquizofrenia paranoide que no tenía diagnóstico”, explicó.

“Se volvió un desafío personal”

Su principal motivación para aceptar el caso, fue mostrar al público la enajenación mental y las consecuencias de no tratar los trastornos y enfermedades.

“Se volvió un desafío personal (…) Rodrigo se merecía la oportunidad de tener el tratamiento adecuado y de reinsertarse en la sociedad”, afirmó.

Pero sin duda, uno de los momentos más complejos del mediático juicio, fue cuando murió la madre de Rodrigo Orias y Carmen Gloria Arroyo intentó tramitar un permiso especial para que pudiese asistir al funeral. Los tribunales declinaron el permiso.

“Me senté y me puse a llorar. Sentí que estaba luchando contra un murallón, que no lograba que la gente entendiera que un enajenado mental no es lo mismo que un delincuente común y corriente”, señaló.

“Rodrigo va a ser siempre una persona especial”

En diciembre de 2004, Orias fue declarado inimputable y más tarde trasladado al Hospital Psiquiátrico de Putaendo, donde comenzó su tratamiento.

Casi cuatro años después, recibió su alta médica y regresó a su natal Coyhaique, bajo estrictos controles médicos y psiquiátricos. En su ciudad desarrolló interés por el fisicoculturismo.

“Para mí Rodrigo va a ser siempre una persona especial. Si él quisiera comunicarse conmigo siempre voy a estar disponible”, cerró Carmen Gloria.