El nuevo ciclo de Nadie está libre se ha convertido en un tema de conversación para los chilenos y es que la exposición de jóvenes rebeldes a la dura vida en la cárcel ha impactado a los televidentes.

Este miércoles se presentaron las historias de Matías (19), Max (24) y Juan Pablo (24), quienes estuvieron en la ex Penitenciaría de Santiago, donde conocieron la realidad de los internos. Esto luego que sus afligidos padres pidieran ayuda al programa para que sus hijos dimensionaran sus excesos.

Los tres jóvenes conocieron distintas calles de la ex Penitenciaría, donde trabajaron con los internos y recibieron las impresiones que éstos tenían sobre sus actitudes. Al término de la experiencia se mostraron conmovidos tanto los jóvenes como sus padres.

BioBioChile se comunicó con Juan Pablo Lucero, uno de sus protagonistas, quien además recibió un tratamiento contra sus adicciones. Esta fue su experiencia.

vJUAN PABLO | Nadie está libre
JUAN PABLO | Nadie está libre

¿Cuál fue tu primer pensamiento al verte en la cárcel?

Mil emociones. Miedo, nerviosismo, pensar qué iba a pasar. Son mil cosas las que se te pasan por la cabeza. Es un mundo muy distinto a lo que uno está acostumbrado. Sentí miedo por mi integridad física igual.

– ¿Cómo viviste el acoso de los presos hacia uno tus compañeros, a quién le pedían sin parar la cadena que llevaba?

Tenso, quería correrme de ahí, salir. Pero siempre tratar de estar alejados de los internos. Estaba gendarmería igual.

– ¿Qué fue lo que más te impactó?

La realidad de algunos presos pero lo más importante fue la última declaración de una persona con buena situación que por un carrete terminó en la cárcel y no conocía a su hija. Llevaba 12 años preso. Eso realmente fue impactante.

-¿En qué te ayudó el programa?

Mostrarme una realidad en la que puedo caer sin tener nada que ver. A tomar consciencia de que nada en exceso es bueno. Porque yo estaba carreteando y haciendo cosas en exceso, y eso no es bueno.

-¿En qué estás?

Estudió ingeniería en construcción, me va bien, no me he echado ramos, trabajo. En realidad mi vida ya está tomando un rumbo. El programa me ayudó en el sentido de mostrarme la realidad, de ayudarme con una terapia familiar, con psicólogo. Me ayudó a darme cuenta de las cosas, de que yo realmente estaba mal.

– ¿Cómo es tu realidad familiar hoy en día?

Antes con mi mamá no pasaba momentos del día, no la veía no le hablaba. Era pura pelea. Ahora conversamos, pasamos tiempo juntos, vamos al mall en familia, compartir una tarde, un almuerzo o una once.

– ¿Cómo te cambió eso?

Me siento mucho mejor. Obviamente uno tiene que tener círculos de amigos, pasarlo bien, compartir, pero no en exceso. La familia es lo primero. Lo primero que le dije a mi mamá cuando salí es que la amaba y que le pedía perdón.